Julio César Hernández
Sin duda que el movimiento que convoca a anular el voto el próximo cinco de julio ha generado preocupación a las autoridades electorales. tanto, que el propio Instituto Federal Electoral organiza el foro denominado “Voto razonado”, abierto para quienes están a favor y en contra.
Es cierto que este fenómeno, al menos mediáticamente, ha cobrado fuerza en las últimas semanas y la organización del propio foro lo confirman. Sin embargo, no deja de resultar extraño que se genere todo lo que se ha generado en torno a un elemento establecido en nuestra Ley Electoral y no se haga nada, en cambio, para combatir el alto abstencionismo que en cada elección se registra.
También es cierto que nuestra legislación electoral considera el voto nulo como una forma de sufragar, que podría interpretarse como una manifestación de protesta, de inconformidad o de que ningún partido político llenó las expectativas del ciudadano. En cambio, el abstencionismo es un fenómeno recurrente en cada elección, y cada vez más alto, que además de inconformidad con los partidos políticos demostraría apatía o desinterés ciudadana, actitudes que deben ser combatidas por los institutos políticos y los propios candidatos.
Y es que por alto que sea el índice de votos nulos que se registre en esta u otras elecciones, siempre lo será más el del abstencionismo y contra éste no se llevan a cabo acciones ni se organizan foros.
Creemos que ese debe ser el fenómeno a atender más que el voto nulo, pues finalmente la poca participación ciudadana genera la elección de los gobernantes o representantes por una minoría y no legitima el sentir de una mayoría que decidió votar en sentido contrario o no acudir a sufragar.