Por Hugo Luna

La inmensa mayoría de los miembros del primer círculo del Gobernador, Emilio González Márquez y, en particular, el secretario de Promoción Económica, Guillermo Martínez Mora vive en la isla de la fantasía o, como dirían las abuelas, están viendo la tempestad y no se hincan.

Semanas atrás ya era un secreto a voces el informe semanal de la secretaria de Hacienda y Crédito Público donde se analiza el comportamiento de la Inversión Extranjera Directa (IED) en Jalisco, mismo que reseña la estrepitosa caída del 50.6 por ciento desde 2001, cuando la entidad captó 463 millones de dólares mdd hasta 2007, periodo en que recibió apenas 228 mdd Martínez Mora no tiene la menor idea de dónde está parado y el gravísimo riesgo en el cual nos encontramos.

Estúpidamente cree el gobierno de Jalisco, que las grandes inversiones del mundo se mueven con la lógica de las autoridades de los estados. Si una trasnacional decide que su próxima planta será en Zapotlán del Rey, buscará el punto ideal. Si la inversión es en miles de millones de dólares le da igual pagar 20, 40,60 o 80 millones por el predio con tal que este en el sitio adecuado.

Usted cree que cuando Wall Mart decidió instalar su centro de distribución por la carretera a Chapala, antes que todo estudió donde quería colocarse y luego compro el terreno. Es decir, ningún corporativo asume decisiones porque lo visite un burócrata que se ostenta como secretario de estado, o porque les hizo una presentación en power point, o de plano les ofreció “un lotecito” en la periferia de la ciudad.

Martínez Mora se la ha pasando viajando en busca de grandes proyectos y ha dejando de trabajar intensamente con las cadenas productivas del estado, no ha logrado quitar ni un ápice a las grandes barreras de la inversión (excesiva burocracia), ni mucho menos a la unificación de criterios en la apertura de nuevos negocios (45 días de engorrosos trámites), ha pasado por alto la planificación de los sectores productivos.

Promoción Económica lleva tres sexenios viajando y acumulando millas; con la finalidad de atraer grandes capitales y desatendiendo la inversión local. Esto es, la gestión de Guillermo Martínez Mora en la Seproe no ha servido de gran cosa.