Por Hugo Luna

El alza de los precios es noticia diaria que ocupa los principales espacios en la prensa escrita y medios electrónicos. Otra vez es la tortilla, Para el presidente de la Cámara Alimenticia en el estado de Jalisco, Arturo Guillén Arámbula, el incremento a 12 pesos del kilogramo de tortilla es innecesario, pero no falta la asociación de tortilleros que desean imponer el precio del kilo arriba de lo sugerido, con reflejos que harían palidecer a cualquier glorioso dirigente sindical, ya han manifestado la posibilidad de elevar el salario para enfrentar el incremento del precio de la tortilla. Presiones y chantajes de los viejos tiempos.

Antes de todo, nadie puede ponerse de acuerdo para elevar un precio. Es anticompetitivo, es algo así como integrar un bloque contra los consumidores. Y para evitarlo está la Comisión Federal de Competencia (Cofeco).

Para ponerle más sabor al tema los pronunciamientos de tortilleros y dirigentes sindicales, porque sus bases lo piden, exigieron aumentos salariales. Señores: nunca el salario le ha ganado la carrera a los precios.

Las reacciones sindicales adolecen de imaginación y creatividad, y sobre todo, ineficientes y retrogradas. Sería de mejor valía proponer políticas para evitar el alza de precios básicos.

El precio concertado de la tortilla le ha funcionado a la secretaria de Economía, por el momento. Bajo dicha concertación con los sectores productivos, se ha mantenido el importe. El kilo lo encontramos en 8.81 pesos en las tortillerías y en 5.75 pesos en las tiendas departamentales. Incluso la Sagarpa ha logrado acordar precios futuros de compra a los productores de maíz, así como asegurar el transporte y el almacenamiento.

Sin embargo, el sector privado, exige y patalea como en los viejos tiempos, ya salió a declarar que ellos no quieren regresar a los controles de precios. ¿Alguien lo pidió?

La reacción del sector empresarial se entendería con controles generalizados, en donde, en efecto, un control de precios genera acumulación de costos escondidos, que en algún momento explotan y distorsionan todos los demás precios relacionados.

Y ahora que viene la crisis alimentaria mundial, en donde hemos visto fuertes alzas en el precio de los granos, el gobierno de la República ha entrado a discutir con los sectores, en particular con la industria alimenticia, en donde ha pedido no elevar los precios. Este tipo de operaciones entre el gobierno y empresarios las veremos todo este año. Acostumbrémonos, porque el fin es evitar alza en los precios provocada por una crisis alimentaria mundial.