Por Hugo Luna

Demoledores son los resultados de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2008, los ingresos totales de las familias mexicanas decreció 1.6% el año pasado con respecto a 2006.

En el territorio nacional hay 26 millones 732,594 hogares con un ingreso promedio trimestral de 36,694 pesos, 1.6% menos que los 37,299 registrados en 2006.

La encuesta demuestra que la mayor caída ocurrió en las familias de mayor pobreza, en contraparte los mayores ingresos se mantuvieron.

El ingreso en los hogares más vulnerables tuvo una reducción de 8% al pasar de 6,651 en 2006 a 6,116 en 2008.

Los hogares “más pudientes” pasó de 133 mil 078 pesos en 2006 a 133 mil 048 pesos, una disminución de apenas 0,02%

Según, como dice el INEGI, las familias de más bajos ingresos se han empobrecido, esto quiere decir que no funcionan los programas sociales del gobierno federal, pues hasta hace pocos años dichos programas cuando menos paliaban la pobreza.

La ineficiencia de los apoyos gubernamentales radica en los criterios y controles administrativos que han distorsionado la finalidad de los recursos destinados a aliviar la pobreza.

Quizá, los criterios gerenciales los han querido “eficientar”, empleando el barbarismo tecnócrata.

Sirva este capítulo a los futuros presidentes municipales y legisladores locales y federales para rediseñar políticas públicas en materia de desarrollo social, que generen la distribución  del gasto social para favorecer cuantitativamente a las comunidades más pobres, independientemente de la descentralización de los recursos.

Como sea, los resultados y las buenas intenciones son desastrosos.