Este fin de semana Natalia Juárez Miranda asumió la dirigencia estatal del Partido de la Revolución Democrática -aún se llama así-, con un reto muy definido: atreverse a ser oposición en Jalisco.
Es cierto, en su discurso ante sus correligionarios subrayó la importancia de ser oposición. Dijo: “Nosotros tenemos temas importantes pero también somos oposición, la oposición es sumamente importante y tenemos que señalar lo que no se está haciendo bien por parte de quienes están gobernando, y Andrés Manuel no está haciendo las cosas bien.
“Hay temas particulares de nuestro partido que vamos a seguir y que vamos a llevar a cabo, pero también tenemos que señalar lo que no se hace correctamente, tenemos que señalar todos, tantos disparates, tenemos que señalar que no hay rumbo y el capitán está perdido”.
No le falta razón a Juárez Miranda, pero ¿los perredistas jaliscienses esperan que su partido en Jalisco sea oposición frente al gobierno de López Obrador y un testigo mudo ante el gobierno de Enrique Alfaro Ramírez como son los demás partidos? ¿No se puede ser oposición desde el partido sin necesidad de tener una representación en el Congreso del Estado?
Por salud política y por el bien de la sociedad es importante, básico y trascendente que en Jalisco haya una oposición fuerte, independientemente del partido que esté en el gobierno. Era importante una oposición firme cuando gobernaba el PRI, fue importante una oposición fuerte cuando gobernaba el PAN, hoy es importante que haya una oposición firme y fuerte cuando gobierna el partido Movimiento Ciudadano. Por el bien de todos.
Es cierto, el PRD en Jalisco no tiene registro y, por tanto, no recibe prerrogativas o recursos del erario público. Pero eso no es obstáculo para que las voces de la izquierda, la verdadera izquierda, se hagan oir y escuchar, como es fundamental que también lo hagan las voces de la derecha, aquella que supo y se atrevió a ser la oposición hasta lograr llegar al gobierno y tener el poder.
Lamentablemente hoy esa oposición de izquierda y de derecha está ausente del espectro político en Jalisco. Y no se trata de querer revivir las geometrías políticas que el hoy secretario general de Gobierno, Enrique Ibarra Pedroza, dijo en su momento al periódico La Jornada que hoy, en esta época, eso estaba caduco, sino de que existan los verdaderos contrapesos que tengan una clara línea política y no la ambiguedad de hacerse hacia donde soplen los vientos del momento.
Por eso, Natalia Juárez llega a la presidencia estatal del PRD con un serio reto y compromiso: atreverse a ser oposición en Jalisco. ¿Se atreverá?
Al tiempo…