¿Cuál es la vara de medición con la que el gobernador Enrique Alfaro Ramírez busca que en su gobierno se aplique la ley a ex funcionarios públicos cuando ha enviado a la cárcel a personajes como el panista Antonio Gloria Morales y el priista Miguel Castro Reynoso, quienes no solamente gozan de una excelente buena fama pública si no que ni siquiera se les ha comprobado ilícito alguno? Ni la más mínima sospecha los ha rosado.

Analistas del acontecer político advierten que el gobierno alfarista está abaratando la vara de la justicia con los casos de Gloria y Castro, que a la par de que el primero despide un tufo a “advertencia” política y el segundo a “venganza” política, deja abierta la puerta para que de llegar otro partido a la gubernatura en 2024 se mida con el mismo razero a más de uno de sus actuales colaboradores por más que gocen de una buena imagen pública.

Es fecha que no sabemos la razón por la que Gloria Morales estuvo detenido varios días, ante la ridiculez de las causas que esgrimió la autoridad; y si bien Castro Reynoso cayó en desacato ante el arraigo domiciliario que le impuso el Juez, sorprendió la celeridad con que actuó la autoridad cuando en casos de flagrancia o de un delito mayor se hace de la “vista gorda” o actúa a “paso de tortuga”. En ambos casos hay “gato encerrado”.

¿Qué mensaje pretende enviar el gobierno alfarista con éstas detenciones y a quién? ¿O será tanta su desesperación por demostrar que lucha contra la corrupción -cuando sus víctimas están muy lejos de cubrir ese perfil ante la sociedad-, pero, en cambio, con estas acciones incurre en aquello de “ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio? Ahí están los casos de la licitación del programa A Toda Máquina o de lo que se ha descubierto en el Organismo Público Descentralizado (OPD) Servicios de Salud, entre otros.

Abaratar así la aplicación de justicia en Jalisco puede ser un “boomerang” para el Mandatario estatal y expone a sus colaboradores en el gabinete legal y/o ampliado a ser los “Gloria” o “Castro” de los años postalfaristas si Movimiento Ciudadano no logra mantenerse en el poder en el siguiente sexenio. Y ese riesgo es muy alto.

Podríamos mencionar varios nombres de ayer y de hoy que tienen más razones para estar detenidos que Miguel Castro hoy o Antonio Gloria ayer, pero tampoco se trata de sumarnos a la especulación cuando aún y con elementos y pruebas hechos públicos no han sido ya no digamos sentenciados sino ni siquiera detenidos. Nada que los moleste.

Así, pues, el gobierno alfarista no puede presumir de ser un gobierno justiciero, porque las detenciones que ha hecho no han sido aplaudidas ni festinadas por sus gobernados; por el contrario, le han ganado críticas, reproches y hasta mofa.

¿Seguirá en esta misma línea durante los aún cuatro años y medio que le restan de gestión?

Al tiempo.