El PRI en Jalisco se ha acostumbrado a fincar sus expectativas de triunfo en los errores del PAN -y no en una estrategia propia que recupere la confianza de los votantes jaliscienses- y en el mito de que en la elecciones intermedias, cuando no se elige Presidente ni Gobernador, les va mejor a los candidatos priistas.
Por lo anterior, la mayoría de los priistas en Jalisco piensa, equivocadamente, que en las elecciones del 2009 su partido recuperará buena parte de los cargos de elección popular que estarán en juego.
Esa es la razón por la que hay tantos apuntados para contender por las candidaturas, sobre todo las de las presidencias municipales de la zona metropolitana.
Pero las encuestas que se han levantado en las semanas recientes señalan que ni el placazo, ni las mentadas de madre del Gobernador, ni la macrolimosna, ni la corrupción que impera en los gobiernos panistas son suficientes para que los electores de Jalisco prefieran en estos momentos votar por el PRI.
Es más, ni en Tonalá, donde los abusos del poder panista han construído uno de los peores escándalos políticos, el PRI tiene las preferencias a su favor.
Así que, si el PRI en Jalisco quiere de verdad sacar buenos resultados en las elecciones intermedias del 2009, necesitará mucho más que creerse los mitos de que la gente ya está cansada del PAN y de que en las elecciones intermedias siempre le va bien al PRI.