En los últimos días hemos sido testigos de la declinación de varios candidatos a presidentes municipales de partidos de reciente creación a favor de uno de los candidatos punteros; en este caso, la mayoría de ellas han sido en torno a los candidatos de Morena a Guadalajara, Carlos Lomelí Bolaños; a Zapopan, Alberto Uribe Camacho; y a Tlaquepaque, Alberto Maldonado Chavarín, principalmente.

El recuento de estos candidatos a favor de otros lo haré en otra ocasión, quizás cuando crea que ya terminaron porque aún no concluye este desfile. Pero como consecuencia de todo esto, vale la pena plantear una pregunta que ojalá y la retomen y respondan los próximos diputados que conformarán la siguiente legislatura federal en la Cámara de Diputados y lo que corresponda a nuestros futuros diputados locales: ¿No es el momento de incrementar el porcentaje de votos obligados para que un partido político obtenga y retenga su registro?

En esta elección participan en Jalisco 10 partidos políticos de carácter nacional: PAN, PRI, PRD, Verde Ecologista (PVEM), Movimiento Ciudadano (MC), Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Fuerza por México, Redes Sociales Progresistas (RSP), Encuentro Solidario (PES) y Partido del Trabajo (PT). A ellos hay que sumarle tres partidos locales que obtuvieron su registro para esta elección de junio próximo: Futuro, Hagamos y Somos. Además de los candidatos independientes, que en esta ocasión sólo hubo en Guadalajara a la alcaldía, pero varios para diputados.

La numerosa oferta de candidatos, sin duda alguna, confunde al electorado e incluso complica la celebración de debates, mientras llena las calles de propaganda y desata una avalancha de verborrea en las redes sociales, aunado a la gran cantidad de imágenes donde observamos a los aspirantes haciendo “circo, maroma y teatro”, llegando al ridículo y envueltos en la frivolidad, por ganarse la simpatía ciudadana. Y todo esto, ¿para qué?

¿De veras la ciudadanía demanda la existencia de tanto partido político? ¿Realmente todos estos partidos son el reflejo de la pluralidad ciudadana y el mosaico ideológico en el país y en el estado? ¿Su existencia justifica el espacio político a las minorías? ¿Esas minorías merecen estar representadas por una gran cantidad de partidos políticos?

Todo esto, independientemente del enorme costo económico que tiene para las arcas públicas del país y del estado mantener a tanto partido.

En el país y el estado, el umbral establecido en la Constitución Política federal para que un partido obtenga y mantenga su registro es del tres por ciento, como en Bolivia y El Salvador, en tanto en países de América como Chile, Guatemala y Perú, así como en Alemania, es del cinco por ciento; y en Nicaragua, Panamá, España, Japón e Italia es del cuatro por ciento.

La facilidad con que en México se puede crear un partido político está en el hecho de que en el período establecido para ello entre 2019 y 2020, 106 organizaciones manifestaron su intención de hacerlo. La enorme mayoría, afortunadamente, no lo logró, pero atender el proceso también tuvo un alto costo económico.

En agosto del 2020, el diputado de Morena, Limbert Iván de Jesús Interián Gallegos, presentó una iniciativa de reforma a los artículos 41, 54 y 116 de la Constitución federal, para que se modificara a la alza el porcentaje para que un partido obtuviera y mantuviera el registro, y que fuera del cinco por ciento en lugar del tres, Desafortunadamente dicha iniciativa fue rechazada.

¿Tiene algún beneficio para la democracia en México la existencia de tanto partido político que mucho le cuestan a los mexicanos? ¿Democracia es la existencia de tantos partidos como sea posible obtener el tres por ciento de la votación válida emitida? ¿Vale la pena tener esta cantidad de partidos políticos cuando en casos como en Jalisco, muchos de sus candidatos terminan por declinar a favor de otros?

Creo que es el momento de que los futuros legisladores piensen, reflexionen, analicen y definan si no es ya el momento de incrementar el porcentaje necesario para obtener y mantener el registro. Incluso, estoy seguro de que si algún candidato de cualquier partido se hubiese comprometido en campaña a presentar la iniciativa correspondiente con este objetivo, prácticamente tendría el triunfo en la bolsa.

Desgraciadamente creen que hacerlo es pegarse un tiro en el pie. Por lo tanto, creo que ya es tiempo de que la ciudadanía lo demande.