Por Julio César Hernández
Por algunas calles de la zona metropolitana se comienzan a observar vehículos con una calcomanía que destacan el nombre del diputado Raúl Alejandro Padilla Orozco (RAPO) y que rematan con la siguiente palabra: “Rapopan”.
Por supuesto se trata de un juego de siglas: “Rapo”, del nombre del aspirante a la alcldía; y “pan”, que hace alusión tanto al partido (Acción Nacional), pero que completo parafrasea el nombre del municipio “Zapopan, cambiando únicamente la primera letra: “Z” por la “R”.
Algunas voces al interior del PAN aseguran que el ex presidente de la CANACO no “pega” en el municipio, pero Padilla Orozco y quienes lo impulsan parecen no estar dispuestos a dejar pasar esta oportunidad y se la jugarán “el todo por el todo”. Adelantan que próximamente observaremos en las principales calles y avenidas zapopanas espectaculares con el nombre del legislador, so pretexto de informar de los recursos federales logrados para Jalisco en el presupuesto para el año próximo.
Tómelo con reservas, pero ya trasciende que la precandidatura del diputado local Bernardo Guzmán Cervantes no es otra cosa sino la “puerta” que le permitirá a Padilla Orozco ser un serio aspirante a la alcaldía.
Aseguran que avanzado el tiempo, Bernardo Guzmán terminará declinando a favor de Raúl Alejandro Padilla, como un acuerdo ya concretado con Ramírez Acuña. Y en pago, Guzmán Cervantes se convertiría en candidato plurinominal a una diputación federal.
¿Se imaginan un “agarrón” panista entre dos empresarios y ex dirigentes cúpulas de la iniciativa privada, y como tercero en discordia un Fernando Garza, Martín García o Salvador Cornejo, según quien acuerden ellos que será precandidato?
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