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Julio César Hernández
Las campañas políticas, particularmente la que corre por la presidencia municipal de Guadalajara, y muy concretamente la disputa entre el panista Jorge Salinas Osornio y Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, está entrando a una espiral que no conviene a la sociedad en general aunque a uno de los contendientes le puede redituar en el mayor número de votos… o revertírsele.
Hoy, al abrir algunos diarios locales nos encontramos con dos desplegados que se refieren al mismo tema, pero en sentido diferente.
Uno de ellos es el del dirigente del PAN en Guadalajara, José Manuel Romo Parra, quien cree que la preocupación de los tapatíos por los temas de la seguridad pública, el narcotráfico y el narcomenudeo pasa por saber si el candidato del PRI, Sandoval Díaz, “ha golpeado a una mujer o ha participado en broncas, riñas callejeras o en lugares de entretenimiento”. O si ha consumido algún tipo de drogas o sustancia ilegal, si las ha comprado en alguna ocasión, si ha accionado algún arma de fuego y otras cosas más por el estilo.
¿Esto es lo que le preocupa a los tapatíos sobre los temas de seguridad pública, el narcotráfico o el narcomenudeo?
Quizás, pero seguramente antes que esto, a los tapatíos les interesa saber qué han hecho las actuales autoridades para combatir el narcomenudeo; cuántos elementos de seguridad pública o funcionarios de Jalisco -del nivel estatal o municipal-,  han sido detenidos y consignados por ser cómplices de los narcomenudistas; por qué en sus colonias esta ilícita actividad sigue existiendo; por qué todos los vecinos saben dónde están las narcotiendas menos los policías; por qué las autoridades municipales o estatales no reportan a las federales la ubicación de miembros del hampa del narcotráfico para que sean detenidos.
Esto es lo que le preocupa actualmente a la sociedad en general y a los tapatíos en particular.
El otro desplegado, firmado por la Fundación Cultural Benito Juárez, acusa al PAN de recurrir a la guerra sucia y lanza un “¡Basta!”