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Gilberto Pérez Castillo
Después de semanas de minimizar el movimiento, quienes son los responsables de la inconformidad ciudadana que se expresa con la intención de abstenerse de votar o anular el voto, han prendido los focos rojos.
Sí, los ciudadanos están hartos de tanto político corrupto, tramposo y mentiroso de todos los partidos políticos que cada tres años se presenta como la solución a los problemas de la sociedad y que, ya instalado en la silla del poder, se olvida de todo y de todos.
Pero también los ciudadanos están hartos de organismos empresariales que sólo son comparsas y socios en la corrupción de los gobernantes en turno.
Y también lo están de jerarquías religiosas que se preocupan más por sus intereses del poder terrenal que por la vida espiritual de sus feligreses.
Por eso, es de pronosticarse que fracasarán los esfuerzos para que la gente vaya a votar que han emprendido los partidos, el gobierno, el IFE, las cúpulas empresariales y las iglesias -una vez que los movimientos por la abstención y por la anulación del voto están creciendo por todo el país- augurando la peor de las abstenciones en nuestra historia democrática.