Por Hugo Luna

La polémica generada por los contendientes a la alcaldía por Guadalajara, Jorge Salinas; PAN y Aristóteles Sandoval; PRI. Dejaron mucho que desear, fue un ejercicio que se caracterizo por las balandronadas del candidato panista.

Esperaba propuestas, ideas, planteamientos inteligentes de ambas partes. Particularmente que nos explicarán los cómos en asignaturas relativas a la generación de empleo, economía familiar y seguridad pública.

Lamento que la guerra sucia haya ocupado el desarrollo de la controversia, mismas que no benefician a la democracia, solamente enrarecen el proceso electoral, generan encono y resentimientos entre los equipos de los candidatos y de paso polarizan al electorado.

Una muestra lo es como Jorge Salinas emplea los recursos del estado para obtener información del Registro Público de la Propiedad, de la secretaría de Finanzas, de Vialidad y Transporte para exhibir las debilidades patrimoniales y familiares de Aristóteles Sandoval.

Hemos presenciado desde hace unos días, el inicio del debate con la publicación de desplegados dirigidos a la opinión pública por parte de los panistas, señalamientos y acusaciones de ambos lados.

Este “pleito” de borrachos que lo quisieron revestir como un debate no le ayuda nada a Guadalajara, mucho menos a sus habitantes. Aún no comprenden las fuerzas políticas de la localidad que está en juego el futuro y desarrollo de la segunda capital más importante del país.

La acción realizada hoy, frente a los micrófonos de la DK motiva a los electores a ser razonables y severos el próximo 5 de julio particularmente con los candidatos panistas que representan la arrogancia y frivolidad de un gobierno corrupto y de doble moral.