El 11 de noviembre de 2018, poco menos un mes antes de rendir protesta como gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez decidió, desde la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres y rodeado de quienes serían sus colaboradores en el gabinete y los presidentes municipales de Movimiento Ciudadano, algunos empresarios y otros personajes afines más, confrontar al entonces presidente de la República electo, Andrés Manuel López Obrador. Lo retó al querer marcar una línea divisoria entre el gobierno federal que estaba por iniciar su mandato y el futuro gobierno de Jalisco, lanzándole una advertencia: Alfaro no se sometería ni doblaría ante López Obrador.

Fueron poco más de dos años de enfrentamiento de Alfaro Ramírez contra López Obrador, hasta que seguro “colmó” la paciencia del presidente de la República, y después de la visita que hizo el 14 de febrero del 2021 -Día del Amor y la Amistad- a Palacio Nacional, nunca más alzó la voz, nunca más un enfrentamiento, nunca más un reproche, nunca más un reclamo. Quejas sí, eso sí hubo porque ningún miembro del gabinete lópezobradorista lo recibía o atendía. Vamos, ni una llamada telefónica le tomaban en la Ciudad de México, según lo confesó él mismo en una entrevista con Ciro Gómez Leyva, luego de la masacre en La Jauja, Tonalá, a finales de febrero del 2021.

Pero el gobernador Enrique Alfaro se labró su propio destino con declaraciones en contra del presidente López Obrador, como las que le hizo a Carlos Loret de Mola en aquella polémica entrevista que le concedió en el patio del Instituto Cultural Cabañas en la que, entre otras cosas, declaró:

“No creo que este sea el momento en que esté en las mejores condiciones para encabezar un país. Y creo que se le han olvidado muchas de las cosas por las que luchó… Creo que en 2006 Andrés era cabeza de un equipo muy sólido, de personas que tenían una visión de país. Hoy veo mucha incompetencia en el gabinete federal… ¡mucha incompetencia! con sus excepciones. Pero creo que le falta equipo… y también creo que los años pesan…”.

Y agregó: “Yo veo a un presidente con un nivel de cerrazón que me preocupa, un presidente que pareciera querer pelear en lugar de construir, un presidente que piensa que destruir todo lo que hay es la ruta para armar el nuevo modelo de desarrollo para el país. No es algo que me guste ver todos los días, y no es el líder al que yo conocí y respeté profundamente, que tenía una idea de transformación, que luchó con todo para lograrla, y que ahora que llegó al poder, ante la oportunidad de transformar al país, me da la impresión de que le entraron más ganas de destruirlo, de romperlo, de quebrarlo, y eso me parece muy peligroso”.

Cuando el periodista le preguntó que si ese día fuera la consulta para la revocación de mandato de López Obrador (a realizarse el año siguiente), él sentido de su voto sería a favor de que el presidente se vaya, sin titubear Alfaro respondió: “Sí, por supuesto. Porque lo que no podemos es perder la esperanza…”.

Y para rematar, sobre la decisión de Andrés Manuel de no utilizar el cubrebocas en pandemia, soltó: “El ejemplo que ha dado el presidente con ese tema es terrible… es quizá lo peor de la emergencia sanitaria”.

En mi entrega del 12 de mayo del 2021, al referir la falta de apoyo del gobierno federal a Jalisco en materia de recursos para la realización de obra pública y en el combate a la inseguridad pública por el crimen organizado, comenté: “Sin duda el combate al crimen organizado es responsabilidad o facultad del gobierno federal, pero ¿qué se puede esperar cuando desde el Ejecutivo estatal se ha “dinamitado” cualquier posibilidad de cooperación, de apoyo y de coordinación? ¿Qué puede esperarse cuando se estira la mano derecha y se lanza el golpe con la izquierda? En Casa Jalisco deben de tener muy clara la advertencia presidencial: “Perdono, pero no olvido…”, con todo lo que ello signifique desde la perspectiva lópezobradorista”.

Ayer, el periódico NTR Guadalajara cuantificó lo que le costó a Jalisco el enfrentamiento del gobernador Enrique Alfaro con el presidente López Obrador: Recibir en lo que va del sexenio 8 mil millones de pesos para infraestructura, cuando su antecesor y finado Jorge Aristóteles Sandoval Díaz recibió del presidente Enrique Peña Nieto, para el mismo concepto, 45 mil millones de pesos… cinco veces más de lo que AMLO le ha dado a Alfaro.

Sí, del 2021 a la fecha la conducta y actitud del gobernador hacia el presidente de la República es dócil, algunos dicen que “se dobló”, pero no hay duda de que López Obrador aplica “al pie de la letra” su sentencia: “Perdono, pero no olvido”.

¡Pobre Jalisco…!