Dice Jesús Silva Herzog-Márquez que el nuevo nombre de la coalición opositora que integran PAN, PRI y PRD tiene título de telenovela, y coincido. De alianza “Va por México” pasó a “Frente Amplio por México” y termina llamándose “Fuerza y Corazón por México”. Sólo falta que como logo elijan el del “Canal de las Estrellas”

Y sin duda no se equivocaron al bautizarla con ese nombre, pues la historia de dicha coalición ya parece una telenovela en la que el villano es nada menos que el Partido Revolucionario Institucional representado por su dirigente nacional Alejandro “Alito” Moreno; el protagonista principal es el Partido Acción Nacional con su “heroína” Xóchitl Gálvez Ruiz y su protector Marko Cortés; y como actor de reparto el Partido de la Revolución Democrática, bien representado por su presidente nacional Jesús “Chucho” Zambrano.

En este tenor, cada vez resulta más evidente que al PAN le estorba el PRI como integrante de la coalición; que le cuesta mucho trabajo a los panistas disimularlo y terminan siendo traicionados por su conciencia, arremetiendo un día en contra de su dirigente “Alito”, como lo ha hecho en reiteradas ocasiones Xóchitl Gálvez; en otro contra los priistas, como lo hiciera en la Feria Internacional del Libro Marko Cortés; o contra el partido mismo, como lo hizo Santiago Creel Miranda, supuesto coordinador de la precampaña de la hidalguense, allá en junio cuando era aspirante a la precandidatura presidencial del Frente Amplio.

Cada evento en el que participan juntos o por separado los protagonistas de esta historia, parece el capítulo de una telenovela cuyo final nos deja pensando qué continuará en el siguiente.

Cómo olvidar aquel capítulo cuando Santiago Creel “metió la pata” al criticar al entonces secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, llamarlo “jilguero” de su partido y criticarlo porque de ser el cargo una investidura imparcial, el morenista la convirtió en “una investidura vil de su partido político para sus intereses políticos”. Y luego, cuando criticó el uso de los padrones de los programas sociales, se fue en contra de su “aliado”: “Ni en las peores épocas del PRI se veía ese tipo de actos”.

Luego trató de rectificar, pero ya era demasiado tarde.

Y qué decir de la precandidata Xóchitl Gálvez, quien aún frente a los priistas y en su propia sede de Insurgentes, declaró abierta y públicamente que ella nunca trabajaría con “Alito”, y en una entrevista con reporteros declaró que nunca contrataría para su gabinete a personajes como Manuel Bartlett o como”Alit…”. Quiso dar marcha atrás, pero ya había dado el “trancazo” a su aliado por partida doble.

Y el domingo en la Feria Internacional del Libro, frente a la precandidata del Frente Amplio por Jalisco a la gubernatura y ex dirigente del PRI, Laura Haro Ramírez, el presidente nacional del PAN, Marko Cortés, criticó al emecista Jorge Álvarez Maynez por su pasado priista. Igual que Creel y Xóchitl, cuando se dio cuenta de su “metida de pata”… era demasiado tarde.

Aunque digan lo contrario, los panistas no terminan por aceptar y acostumbrarse a tener al PRI de aliado; su origen y naturaleza los traiciona; con más de 70 años de ser acérrimos adversarios -por no decir enemigos- políticos, no les basta dos o tres años de “matrimonio por conveniencia” para tener una opinión contraria del PRI, del priismo y de los priistas. Los traiciona el subconsciente.

Pero como buen “villano”, Alejandro “Alito” Morena sabrá cuándo dar el “golpe mortal”, cuándo “saciar” su “sed de venganza” contra quienes han osado menospreciar a su partido y a su militancia, no obstante ser aliados.

Frente a esta historia telenovelesca, quizás el nombre más adecuado para esta coalición hubiese sido… “Cuna de lobos”.