Jalisco, tierra de nadie…

Y Puerto Vallarta se ha convertido en territorio para, más allá de los homicidios comunes que lamentablemente suceden día a día, llevar a cabo el ajuste de cuentas o para acabar con la vida de personajes públicos de manera violenta con toda impunidad.

Recientemente las calles del puerto fueron escena del secuestro y posterior asesinato del empresario inmobiliario Felipe Tomé, y apenas hoy en la madrugada se acabó con la vida del ex gobernador Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, en un evento por demás extraño, lleno de interrogantes, luego de conocer el desarrollo de los hechos y de las declaraciones de las autoridades de Seguridad en el Estado.

El fiscal general, Raúl Octavio Solís Gómez, declaró que la escena del crimen fue limpiada por personal del lugar donde le fue arrebatada la vida a Sandoval Díaz; que el ex mandatario contaba con 15 elementos de seguridad y vehículos blindados, pero nada de eso impidió que se atentara y se acabara con la vida del ex también presidente municipal de Guadalajara.

Si de veras el ex gobernador tenía 15 elementos de seguridad aportados por el gobierno del Estado, ¿por qué solamente dos lo acompañaban en ese lugar? ¿Por qué el lugar de los hechos fue alterado, limpiado, por el personal del bar? ¿Quién responderá por lo acontecido y la forma en que se desarrollaron los hechos?

Aún es muy pronto para asimilar lo sucedido en la madrugada allá en Puerto Vallarta, y seguramente en el transcurso de las horas, del día y de los días se sabrán cosas que hoy impiden realizar un análisis para entender por qué razones le fue arrebatada la vida al ex gobernador Sandoval Díaz.

Descanse en paz.