Hace más de dos años, cuando los mandones de la Universidad de Guadalajara decidieron ponerle el nombre del tenor Plácido Domingo a la sala mayor del Conjunto de Artes Escénicas, aún no se sabía de los múltiples casos de abusos y acosos sexuales que había realizado el cantante por más de 20 años.

Pero ahora no sólo se sabe que aprovechó su poder como tenor y director famoso para obtener o tratar de obtener favores sexuales de cantantes y músicas de los diferentes teatros donde mandaba, sino que mintió al negarlo de manera inicial , que intentó justificarlo y que trató de obtener acuerdos por debajo de la mesa para mantener ocultas esas acusaciones.

Al menos 27 mujeres fueron víctimas de Plácido Domingo según las investigaciones realizadas. Ante la contundencia de las investigaciones al tenor no le quedó más que reconocer públicamente su culpabilidad.

Desde que se dieran a conocer los resultados de las investigaciones el mes pasado a la fecha los teatros de ópera y los festivales del género en Estados Unidos, España y otros países ya cancelaron sus contratos y relaciones con Domingo, fue destituido de aquellas agrupaciones donde tenía posiciones de dirección y el Palau de les Arts retiró su nombre al Centro de Perfeccionamiento que había sido nombrado en su honor.

Hoy, después de ser descubiertos los abusos de Plácido Domingo, desentonan aquellas notas y aquellos discursos que retumbaron en la noche de gala de octubre del 2017 en la que fue inaugurada la gran sala de conciertos que los jerarcas de la Universidad de Guadalajara le dedicaron.

En estos días, resulta insostenible mantener el nombre de un acosador probado y confeso en una sala de conciertos de la Universidad de Guadalajara.