Por Julio César Hernández
 
Independientemente de lo que puedan acordar en la reunión que en estos momentos sostienen -o sostuvieron- Bernardo Guzmán Cervantes y Raúl Alejandro Padilla Orozco, el panorama que ambos enfrentaban era desfavorable para uno u otro, según la perspectiva que se quisiera ver.
 
Es posible que el que Guzmán Cervantes se rehusara a aplazar una semana más la aplicación de la encuesta, tenga que ver con que ante las denuncias de que se condiciona la prestación de los programas sociales en Zapopan si los beneficiarios no comprometen su voto a favor del aspirante, sus bonos irían a la baja y quizás el ganador fuera Padilla Orozco.
 
Sin embargo, también es posible que Raúl Alejandro Padilla haya insistido en aplazar ocho días más la encuesta al advertir que su perfil no terminaba de permear lo suficiente entre la militancia, que le asegurara un triunfo, de ahí que le apostó a plantear que la encuesta se esperara ocho días más, no obstante que ya se había contratado a la empresa responsable de aplicarla.
 
Así, si Bernardo Guzmán se sostiene en su postura de no ceder en este punto de la encuesta y no apostarle ya a una alianza, quien tendría más que perder es Padilla Orozco, pues mientras aquel tiene el apoyo de la estructura del partido y de alguna manera del Ayuntamiento, el legislador federal se queda con la desventaja de no haber permeado entre la militancia y tratar de salir adelante con más esfuerzo que posibilidades.
 
Claro, mientras ambos zanjan sus diferencias, quien continúa tan campante como espectador es Guillermo Martínez Mora.