Julio César Hernández
 
Mientras el delegado del CEN, Raúl Mejía, aseguró que la conformación de las fórmulas a diputados locales e integración de las planillas de candidatos a regidores es “determinación única y exclusiva de la militancia a través de su dirigencia estatal”, el senador Ramíro Hernández García lo desmiente y opina lo contrario.
 
“Estoy muy preocupado con lo que está pasando porque, efectivamente, en lo que se ha venido haciendo, sobre todo en los últimos días, pareciera que se está pasando por encima de la voluntad de los militantes… Me han estado llegando muchas inquietudes e inconformidades de la gente que no se siente atentida, que no sabe adónde ir, con quién ir…”.
 
Pero al igual que Raúl Mejía, Ramiro Hernández se deslinda de las decisiones que se están tomando al interior de su partido, e inclusive “tronó” contra la dirigencia de Javier Guízar:
 
“A veces piensan que yo tengo alguna injerencia en esto, pero yo tengo… desde la semana ésta desmañanada que nos dieron el domingo en donde se aprobó de manera apresurada la lista de diputados plurinominales, que la verdad nos cayó de sorpresa porque fue un madruguete lo que se hizo ahí, una lista en la que no estuvimos de acuerdo por la forma en que se integró…”.
 
Y luego se quejó de lo mismo que se han quejado muchos priistas: que Guízar no le toma las llamadas telefónicas.
 
“Desde entonces (domingo 5) yo no tengo comunicación con el presidente. Intenté localizarlo para saber qué seguía y cómo se podía apoyar y, sobre todo, qué se pensaba hacer en la integración de las planillas, porque sé que siempre son mucho más los que aspiran que las posiciones que existen.
 
“Pero a veces lo que la gente quiere es que los atienda, que los escuchen, y entonces una de las quejas que hay es que el partido está cerrado, que no se encuentran a los dirigentes y pareciera que esto fuera un proceso donde sólo se habla con los que van a ser y no con los que también tienen aspiraciones.
 
“Me preocupa esto porque finalmente vamos a necesitar a todos, y si hoy no vamos a tener una apertura para hablar y escuchar con los militantes y con quienes legítimamente tienen una aspiración, es legítimo el derecho que tienen. Pero si no tienen quién los escuche, es la frustración más grande que puede sentir un militante”.