Por Julio César Hernández
 
Convertido en defensor oficioso del gobierno panista, el dirigente del Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco, Javier Gutiérrez Treviño, tiene en su haber una seria de “perlas” que lo pintan de cuerpo completo y confirman que ha sido uno de los más grises coordinadores que han tenido los industriales locales.
 
Gutiérrez Treviño fue de los orquestadores del “golpe de estado” en contra de su colega Eduardo Orendáin Giovanini, como presidente del Consejo Económico y Social de Jalisco (CESJAL) y uno de los principales operadores para que en su lugar quedara su antecesor en el Consejo, Tomás Gutiérrez Miranda. Y fue también quien en la lucha por la presidencia de este Consejo, descalificó a otro de sus compañeros de sector y aspirante al cargo, Raymundo Gómez Flores, por el “delito” de haber sido precandidato del PRI a la gubernatura.
 
¿Recuerda usted que Gutiérrez Treviño le endilgó a Gómez Flores el calificativo de “politiquillo”?
 
También fue el que, en su faceta de defensor del gobierno panista, criticó a quienes se opusieron a la renovación de las placas. Y muy en su papel de empresario, dijo que los mil 200 pesos que iba a costar el reemplacamiento era una “miseria”. Obviamente fue de los que se “rasgaron las vestiduras” porque el gobernador Emilio González Márquez dio marcha atrás al “placazo”.
 
Bueno, pues este Gutiérrez Treviño es el mismo que ayer declaró que nadie se moría por tomar agua del río Santiago y que él estaba dispuesto a echarse un biche de esa agua.
 
Pobres industriales, y lo peor es que ya lo reeligieron en el cargo. Allá ellos.