Por Hugo Luna
Para quienes hemos vivido otras crisis económicas locales no debe sorprendernos los recortes presupuestales
Se va a resentir, y mucho, porque el gasto público se había presentado como un posible “chocolatito amargo” para aliviar los efectos de la crisis económica.
Y si hay menos gasto público, y si hay menos inversión, pues seguiremos en el hoyo.
Hasta hoy, nadie nos engañó, siempre se nos dijo que para enfrentar la drástica baja en los ingresos de la hacienda pública había pocas opciones.
Una de esas opciones podría haber sido un leve déficit, un ligero endeudamiento.
No se puede, porque entusiasmados por la estabilidad macroeconómica, aprobaron una ley que prohíbe presupuesto con déficit. Los legisladores cerraron esa puerta.
Está la del aumento de impuestos, pero nadie quiere asumir el costo-beneficio que le hablen de cobrar más impuestos. Nadie, ni empresarios, ni legisladores, ni gobiernos.
Por eso utilizaron la vía del recorte presupuestal. Es la única que tienen.
Y todo, porque las fuerzas políticas no se han atrevido a hacer algunas de las reformas de fondo que hacen falta.
Recordemos que hicieron una reforma petrolera que no atendió el principal problema: el petróleo se nos acaba.