Por Hugo Luna

En medio de la turbulencia mediática sobre la economía, el desempleo y el recorte presupuestario, todas noticias malas por cierto, ha pasado inadvertida la información acerca del gran número de jóvenes rechazados (65 por ciento de los aspirantes) para ingresar a la educación superior cada semestre en la Universidad de Guadalajara.

Quizá es que ya no es novedad que cientos de miles de jóvenes queden sin oportunidad de ingresar a las instituciones de educación media superior y educación superior.

La pregunta que siempre me hecho, es qué ocurre con estos cientos de miles de jóvenes que se quedan sin educación superior. Muchas veces no por falta de capacidad, sino porque no hay cupo en las instituciones educativas.

Es una tragedia social, un perverso desperdicio de lo más valioso que tiene Jalisco, sus ciudadanos jóvenes.

Peor será cuando se habla de austeridad en el gasto público para el año próximo.

Otra vez, como en otras crisis, se nos hablará de la importancia de balancear los presupuestos de los gobiernos. Para lo cual hay que gastar menos.

Otra vez, como en otras crisis, se reducirá todavía más la movilidad social. Se siguen cerrando las avenidas del ascenso económico y social.

A veces pienso, que la macroeconomía es útil para olvidarnos que al cerrarse esas avenidas se acumula, cada semestre, una peligrosa presión social.

Antes ayudaba la emigración a Estados Unidos o Canadá. Ahora ni eso.