Por Hugo Luna

La crisis bancaria de Estados Unidos, la más devastadora en décadas, nos golpea no sólo con la caída de la Bolsa Mexicana de Valores sino en la necesidad de contar con liquidez: los mercados de capitales se cierran abruptamente, las líneas de crédito se endurecen y los corporativos necesitan financiamiento para su expansión y algo más.

Con esta apremiante necesidad, el Banco de México, ya mantiene presiones adicionales para dejar de elevar las tasas de interés, pues ello genera encarecer aun más el costo del dinero. Sobre todo pensando en que algunas presiones inflacionarias externas, como el precio del petróleo y de los granos, han relajado aparentemente sus precios.

Además, la secretaria de Hacienda, también debe permanecer atenta para evitar regulaciones que vayan a quitar liquidez al sistema.

La liquidez es necesaria: las empresas nacionales, al ver las puertas cerradas de los mercados internacionales de capital, pueden voltear a ver al país como una buena opción de financiamiento.

La crisis bancaria de Estados Unidos ha provocado “efecto dominó” a todos los mercados financieros. Por eso mismo, la Reserva Federal de EU ha dispuesto de una ampliación para garantías con las cuales los bancos que necesiten dinero puedan acudir más fácilmente a ella.

Y durante el largo fin de semana pasado en Wall Street, tanto la Reserva Federal como el Tesoro, convocaron a los grandes bancos como JP Morgan Chase, Bank of America, Citibank, Deutsche Bank o Credit Suisse, a constituir una fondo de crédito de 247 mil millones de dólares para prestarse entre ellos y evitar de esta manera una crisis de liquidez.