Nunca en Jalisco un personaje proveniente del sector privado -independientemente del nivel que haya ocupado en él-, que decidió convertirse en político frivolizó, banalizó y rebajó tanto el ejercicio de la política como lo ha hecho Jesús Pablo Lemus Navarro, aquel ex presidente del sindicato patronal Coparmex, que hoy se dice orgulloso de que lo confundan con el cantante Cristian Castro.

Aspirante a ser gobernador de Jalisco, tras una vertiginosa carrera política de sólo nueve años gracias a un partido político -que dice aborrecer y del que jura nunca formará parte-, que lo llevó al poder y desde donde fortaleció la soberbia que lo ha caracterizado, Lemus Navarro parece gozar de la manera en cómo denigra la política.

Hoy, en la recta final de la campaña por la gubernatura, enfrenta una fuerte andanada y una serie de quejas en su contra por incurrir, reiteradamente, en violencia política por razón de género en contra de las candidatas al mismo cargo, Claudia Delgadillo González y Laura Haro Ramírez, de las coaliciones Sigamos Haciendo Historia y Fuerza y Corazón por Jalisco, respectivamente. Pese a ello, ha pretendido minimizar las agresiones y argumentar que no quiso decir lo que dijo al aire y públicamente a través de diversos medios de comunicación.

El llamar a Claudia y a Laura “hijas de ‘Alito'” en el pasado debate fue la “gota que derramó el vaso” y por lo que hoy colectivos de mujeres, excepto las que son militantes de Movimiento Ciudadano y menos las que son candidatas a un cargo de elección popular, se han pronunciado en su contra, reprobando sus dichos y convocado a manifestaciones de protesta, exigiendo, además, la actuación inmediata ante estos hechos del árbitro electoral, el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC), que ha guardado una conducta parcial y tolerante para con el candidato “naranja”.

Ayer Lemus Navarro pretendió reparar el daño causado, y en un evento en la Universidad del Valle de Atemajac (UNIVA) se dirigió al padre de Haro Ramírez, el señor José Haro, para disculparse con él si acaso se sintió ofendido, pero nunca se atrevió a disculparse con la ofendida: su hija.

Jesús Pablo dijo: “Si el señor Haro, en algún momento yo lo ofendí, claro que le pido una disculpa pública. Pero esto se dice mucho al calor del debate -pretendió justificarse-; que yo lo que refería era hijas políticas de Alito, por su formación política que tienen ambas”. (Notisistema 07/05/2024)

Entre más habla, más se hunde…

¿Por qué sólo se disculpó con José Haro -el padre-, con el que por supuesto estaba obligado a hacerlo, y no con la candidata Laura Haro -la hija- que es a la que ofendió directamente? ¿Acaso consideró que le debía una disculpa al caballero y no a la dama, por el sólo hecho de ser eso: una dama? ¿Le ganó lo “misógino” -como lo han acusado- y por eso creyó que estaba obligado a disculparse con el hombre y no con la mujer?

¿Qué llevó a Lemus Navarro a violentar a sus adversarias en la contienda? Dicen que el miedo a perder la elección…

Las mujeres ofendidas con el actuar de Jesús Pablo Lemus están decididas a no dejarle pasar una agresión más, y no sólo han interpuesto e interpondrán diversas quejas en su contra ante la autoridad electoral estatal -a la que le tiembla la mano cumplir con su obligación-, sino que recurrirán a instancias federales, además de convocar a una serie de movilizaciones de protesta para exigir que le apliquen las sanciones establecidas en contra de quienes incurren en violencia política por razón de género.

Si alguna vez Jesús Pablo Lemus creyó que por presumir orgullosamente que lo confundían con Cristian Castro sería popular entre las mujeres, se equivocó. Hoy las mujeres lo persiguen… pero por violentarlas.

No pasará mucho tiempo para saber en qué terminará este embrollo en el que, por su soberbia, se metió Lemus Navarro.