Por Hugo Luna

Si los empresarios locales no invierten en eficiencia energética e integren una visión ecológica en su plan de negocios, pagarán un precio muy alto en los próximos años, que implicaría salir del mercado.
Hoy nuestros hombres de negocios jaliscienses o administradores de herencias andan inmersos en debates estériles con el gobierno del estado, cuestionándole su falta de transparencia con los dineros públicos. Esa tarea que se la deje al ciudadano, que cada periodo electoral cobra las facturas pendientes.
Las decisiones de los inversionistas se fundamentarán sobre una lógica de eficiencia energética y combate al cambio climático. Y es que cada día los costos por la utilización de energía serán más altos, pues estarán ligados a su generación de emisiones de CO2.
Bajo esta lógica, los grandes capitales reconocen que las inversiones que hoy realicen en empresas con una estrategia de transición hacia energías limpias y amigables con el entorno ambiental, tendrán un valor mucho mayor en los próximos años.
Y es que al emprender una transición hacia el uso eficiente de energía, los primeros resultados en promedio se comienzan a experimentar cuatro años más tarde.
Por ejemplo el gobierno que encabeza la presidenta Michelle Bachelet en Chile, anunció hace más de tres meses a través de su ministro de economía, Alejandro Ferreiro Yazigi; una iniciativa de ley que contempla la suspensión del uso de la corbata para los burócratas chilenos, es decir; esta prohibido usar corbata en edificios y espacios de oficiales. Como estrategia de ahorro de energía en los equipos de aire acondicionado, mismo que generan daño a la capa de ozono.
En contraste, aquellas empresas que ignoren esta tendencia y los riegos consecuentes que pagarán por no caminar en este sentido, van a experimentar no sólo un significativo incremento en sus costos de producción, sino además el riesgo de desaparecer al perder competitividad en el nuevo mundo de negocios sustentables.
El creciente costo de la utilización energética estará ligado hacia una preferencia por las energías renovables y los biocombustibles. El problema, es que esta tendencia está generando una mayor demanda de recursos naturales y materias primas, cuya oferta cada vez será menor.