Julio César Hernández
Acompañado a la diestra por el diputado Luis Armando Córdova y a la siniestra por su hijo y legislador Marco Antonio Barba Mariscal, Alfredo Barba Hernández ve frenado su camino por la grabadora y la pregunta en seco:
– ¿Es Alfredo Barba el hombre fuerte en el Congreso?
– ¡Ah, caray! Pues, mira… ¡yo ni luchador soy! ¡Ni diputado ni nada! ¡No, no, no! ¡Yo no sé quién lo dirá! Yo soy un político que hago mi trabado dentro de mi organización y dentro de mi partido. Nada más. Pero… ¡no sé! Me extraña mucho esa pregunta que me haces, la verdad.
– Se dice eso por toda la movilización, hasta ir a la ciudad de México, que hizo en torno a la elección del nuevo secretario general del Congreso…
– ¡No! Bueno, mira: mis compañeros diputados, al principio, me pidieron a mí una opinión y yo se las dí, pero nada más fue lo único; ellos fueron los que tomaron la decisión.
“Yo fui a la ciudad de México exclusivamente a una comida que me invitó mi amigo Emilio Gamboa con motivo de su cumpleaños. ¡Nada más! No se habló de si era (secretario general) fulano o si era zutano, simplemente fueron los diputados los que tomaron la decisión de que se fuera Corona y que… ¡más bien él renunció!
“Y sí, platicamos él (Corona) y yo, y lo felicité por haber tomado esa decisión, y ofrecerle que en lo político, en lo que pudiéramos servirle como organización y como Alfredo Barba, estábamos a sus órdenes. ¡nada más! De ahí no pasó…”.
– ¿Y no estuvo con Beatriz Paredes o con su gente para hablar del caso Corona…?
– ¡Para nada! Te lo puedo asegurar que fue un convivio solamente de amigos (…). ¡Pero yo nada más fui a eso…! A convivir con mi amigo Emilio Gamboa.
– Se comenta que el que haya quedado José Manuel Correa como secretario general, a quien usted a veces consulta, lo coloca como el ganador en todo este escándalo.
– ¡Nombre! Mira, el licenciado Correa ha sido nuestro amigo durante muchos años, desde que él fue presidente del partido nos tuvo una deferencia muy especial a tu servidor. Yo, con mi organización, le dimos una ayuda ahí en lo personal, con gente,, con eventos, pues tratando de recuperar la credibilidad y en ánimo de los priistas del estado porque habíamos perdido todo (en 1995).
“Hay una relación muy estrecha con el licenciado, pero nada más hasta ahí… Fueron los diputados los que tomaron la decisión al final de quién iba a tomar el lugar de Corona.
“No fue Alfredo Barba. ¡En lo absoluto! ¡Para que no me carguen ese ‘santito’ a mí!…”.