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Alfonso Javier Márquez

 No hay acuerdo entre los grupos que controlan, o pretenden controla Acción Nacional en Jalisco. Ambos bandos se han esforzado en filtrar a los medios de comunicación y a los líderes de opinión versiones que hablan de un acuerdo entre las dos corrientes: la de Francisco Ramírez Acuña y la de Emilio González Márquez.

Lo curioso es que quienes se empeñan en decir que hay un acuerdo –y que muchos lo creyeron- favorable a sus intereses. En otras palabras, cada bando dice haber ganado ese pleito que se originó el cinco de julio tras la vergonzosa derrota del PAN en Jalisco y lo que vino después: la guerra verbal, la toma del PAN y los golpes bajos que todos vimos entre personajes de ambos lados.

Por un lado, los afines a Emilio González Márquez afirman que ganaron el pleito pues sacarán a Eduardo Rosales Castellanos del Comité estatal. No inmediatamente, pero lo sacarán y según ellos al irse, antes de diciembre, colocarán a un afín a su grupo político el cual no está muy claro quien podría ser.

Por el otro lado, los del Grupo de Francisco Ramírez Acuña, aseguran que no es así, que para empezar no hay acuerdo sobre quién será el que se quede al frente en el PAN estatal aparte de Hernán Cortes Berúmen quien es de su corriente pero no tiene ningún problema para negociar con los opositores, para empezar, con quienes despachan en Palacio de Gobierno.

Y son principalmente los que encabeza Emilio González Márquez quienes se han empeñado mas en difundir su victoria al lograr expulsar del partido a los tradicionales ahora que perdieron los procesos electorales y están venidos a menos, hablando de nómina y peso electoralmente político. No obstante los paquistas mantienen la mayoría de los consejeros políticos estatales y están aferrados a, mediante ellos, mantener el partido.

En lo que hay consenso es en la salida de Eduardo Rosales. Ni su cuñado Jorge Salinas pudo salvarlo de la animadversión que se le generó tras los procesos electorales al interior del PAN, incluso entre los propios del grupo político. En lo que no hay ningún entendimiento es en el rumbo que tomará el partido, es decir, en quien lo conducirá hacia el proceso electoral de 2012.

Esto quedará en evidencia cuando se llegue el momento de la sustitución de Eduardo Rosales en un par de meses. En el camino seguirán los golpes por debajo de la mesa y algunos no tan discretos como el que le dio Jorge Salinas el viernes al gobernador al afirmar que “está muy raro que mientras hace una semana no tenían dinero para construir un centro de rehabilitación infantil y ahora resulta que tienen ahorros para entrarle al rescate y financiamiento de las Villas Panamericanas”.

El enfrentamiento real se dará una vez que llegue el momento de que los panistas decidan quien será el próximo dirigente estatal del PAN y, aunque muchos lo dan por hecho, entonces Hernán Cortes Berúmen tendrá oportunidad de medir su popularidad no sólo con los afines de grupo político sino con los opositores a todo lo que huela a Francisco Ramírez Acuña