La fotografía que compartió en su cuenta de Twitter el presidente Andrés Manuel López Obrador es muy elocuente: gobernadores e integrantes de su gabinete sentados a lo largo de esa enorme mesa en Palacio Nacional se observan contentos, mostrando su mejor sonrisa a la cámara. Entre ellos el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, colocado muy lejos de la cabecera donde está el Mandatario federal.

Quien observe la fotografía y desconozca los antecedentes no puede apostar que existe una fría relación entre López Obrador y Alfaro Ramírez. Quienes conocemos esos antecedentes y la realidad advertimos una vez más la transformación del gobernador cuando está frente al presidente de la República. Aquí lo enfrenta, allá -en la capital del país- es otro. Y así se muestra en la imagen oficial ayer manejada.

Pero una vez más, como ha ocurrido en cada visita que Alfaro hace a Palacio Nacional, se regresa con las manos vacías.

En vísperas anunció que dialogaría con el presidente López Obrador sobre el tema del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), programa al que no se ha adherido Jalisco y cuyo futuro Alfaro Ramírez auguró será el fracaso; sin embargo, no hay información oficial que revele que durante la comida Andrés Manuel abordó el tema con los gobernadores. Por el contrario, trasciende que ese asunto no se tocó.

¿Concluiremos entonces que Jalisco terminará sumándose al Insabi y que la firma del acuerdo es cuestión de tiempo, en tanto se conocen las reglas de operación y se realizan los ajustes necesarios para su implementación? ¿Una vez más, una cosa será lo que Alfaro dice y otra la que hace?

De la reunión de la Conago con el gabinete federal de seguridad, el gobernador salió muy contento porque las cifras que le notificaron ahí es que Jalisco está cerca de la media nacional en su tasa de incidencia delictiva, y así lo presumió en un video que compartió en sus redes sociales.

Sin embargo, dichas cifras -no reveladas- no coinciden con el sentir y la percepción de los jaliscienses -reflejedos en las encuestas más recientes-, quienes no solamente reprueban la actuación del gobierno estatal en materia de seguridad sino que el 90% confiesa sentirse inseguro de vivir en Jalisco.

Y en el caso de su denuncia de que el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, fue enviado a atacar políticamente a su gobierno al ubicar a Jalisco en primer lugar en la desaparición de personas, nada se supo. Y si de ello se quejó en la reunión de la Conago, entonces no pasó de un mero desahogo sin mayores consecuencias.

Así, pues, como ha sido la constante en cada visita que Alfaro hace a la Ciudad de México, lo que sucede allá no coincide con lo que anuncia aquí que realizará. Y como siempre, reitero, se vuelve a regresar con las manos vacías.