El cinco de noviembre del año pasado, en mi entregada titulada Alfaro y los “rebeldes”: ¿El principio de su fin?, señalé: “¿Estaremos atestiguando los últimos días de la vida de la llamada Alianza Federalista?

“Además de los ‘palos de ciego’ que han dado desde su integración y sin lograr ser atendidos personalmente por el presidente Andrés Manuel López Obrador sino, por el contrario, los ha desestimado, el gobernador Enrique Alfaro Ramírez y demás mandatarios estatales rebeldes observan como cada vez su proyecto se va ‘desinflando’ (…).

“Y es por esto que ya entrada la temporada navideña y con el arranque electoral al interior de los partidos, comenzando el 2021, estaremos presenciando la extinción de esta Alianza Federalista y quizás de los sueños ‘guajiros’ de varios gobernadores que la integran…”.

Terminó el 2020 e inició el 2021 y de la Alianza Federalista ya nadie se acordaba. Por ahí tuvieron una reunión que prácticamente pasó desapercibida y no tuvo el eco en los medios de comunicación o redes sociales como las anteriores.

Fue el Acuerdo Nacional sobre la Democracia que López Obrador les propuso a todos los gobernadores del país con miras al proceso electoral, lo que volvió a reunir a los mandatarios aliancistas y a la que no asistió el gobernador jalisciense por andar entregando obras en aquellos municipios cuyos alcaldes solicitaron licencia para buscar un nuevo cargo de elección popular.

Pero en esta reunión, celebrada en Nuevo León, la Alianza Federalista ya registró su primera “fractura” pública motivada por el pronunciamiento a favor de uno de sus integrantes, el gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, y que quedó asentado en un documento firmado por los diez mandatarios, y en el que no estuvieron de acuerdo Alfaro Ramírez y el gobernador de Chihuahua, Javier Corral Jurado.

Ambos mandatarios, que son los que han mantenido serias y fuertes diferencias con López Obrador -como el mismo presidente lo ha reconocido durante sus ruedas de prensa “mañaneras”-, se deslindaron de inmediato de lo declarado por su homólogo de Michoacán, Aurelio Albores, al dar lectura al documento oficial de la Alianza Federalista.

El documento asienta: “Los gobernadores de la Alianza Federalista expresamos nuestra absoluta solidaridad al gobernador Francisco García Cabeza de Vaca. Es inaceptable y no permitiremos que se use a las instituciones del Estado para someter a adversarios políticos…”.

De inmediato, Javier Corral y Enrique Alfaro -los dos más férreos adversarios y opositores de López Obrador- salieron a deslindarse expresamente de ese párrafo.

El chihuahuense señaló que lo dicho por Silvano Aureoles en defensa de García Cabeza de Vaca era a título personal, que nunca hablaron -los aliancistas- de un posicionamiento unánime sobre las acusaciones en contra del gobernador tamaulipeco, y que la reunión sólo fue para atender el llamado presidencial al Acuerdo Nacional sobre la Democracia.

Por su parte, Alfaro Ramírez fue más explícito y puntual sobre su postura personal y escribió en redes sociales: “Los señalamientos y el tono usado para hablar de otros asuntos no acordados, como la situación que atraviesa el gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, son posturas personales que no fueron parte de la agenda consensuada entre todos”.

Y como para que no quede duda de cuál es su postura al respecto, consideró que el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, “es un hombre serio que no se prestaría al uso político de una institución que preside”. En una palabra, Alfaro da credibilidad a la Fiscalía General y deja en entredicho la inocencia de su compañero García Cabeza de Vaca.

Después de lo anterior, ¿se mantendrá la unidad entre los aliancistas rebeldes? ¿Habrá confianza entre ellos como para continuar con su aventura que no los ha llevado a nada, al ser ignorados como bloque en todas sus posturas y demandas por el presidente y su gabinete en total, así como por los gobernadores que forman parte de la Conago?

La verdad es que los días de la Alianza Federalista están contados y acabará en el más pleno fracaso. Vamos, ni siquiera podrán sacarle el provecho electoral que pretendían lograr.

Y si no, al tiempo…