Por privilegiar a las “vacas sagradas” y cumplir caprichos, Movimiento Ciudadano optó por candidatas en ciudades medias donde la falta de perfiles los obligó a echar mano de improvisaciones. Fue el caso de Ciudad Guzmán (Zapotlán el Grande).

El adjetivo “improvisación” es responsabilidad del patriarcado en la cima, no de las actrices en contienda. Laura Elena Martínez Ruvalcaba (única mujer en la foto), es la abanderada naranja en este municipio. Apareció en escena hasta que su partido prefirió cuidar la reelección de Ismael del Toro y Salvador Zamora, además de cumplirle a Pablo Lemus su capricho.

Por dos años trabajaron únicamente prospectos masculinos en Ciudad Guzmán, pues había un acuerdo establecido entre varones. Higinio del Toro era el “delfín” del cacique Alberto Esquer (ambos en la imagen), posición que le adeudaba por entregarle el partido en 2014.

Todo apuntaba a que sólo entre emecistas no se daban cuenta del mal prospecto que sería Higinio, quien nunca ha ganado elecciones y no es precisamente el más simpático de la membresía.

El género masculino zapotlense, con su habitual arrogancia, llegó tan lejos que registró al susodicho como precandidato y trató de mostrar músculo en público, aunque siempre exhibió debilidades que hacían dudar de su triunfo, como se comentó en diciembre en este espacio.

En su paso como diputado federal suplente, los mandos naranjas idearon una eterna campaña en eventos del Gobierno Municipal y redes sociales. Aun así el elegido nos les “cuajaba” y se atrevieron a mover al plan B -también varón- a un organismo público descentralizado para que se proyectara.

Incluso después de la humillante declinación, acomodaron fichas para lanzar a Del Toro por la diputación local del Distrito 19 cuando era plaza para una mujer.

Nunca se preocuparon por formar cuadros femeninos ni observar cualidades. La candidata oficial Laura Elena fue presidenta de la Comisión Edilicia de Obra Pública durante dos periodos (de 2015 a 2021), instancia de las que más impacto causan en la sociedad. Material había.

En las discusiones en Cabildo era la única que les daba debate sólido a los ediles de oposición, gracias a sus tablas como integrante de una familia panista de abolengo, y a que mostraba una mayor preparación académica que sus compañeros de fracción.

Para ella brilló la idea de abrirle una fan page en Facebook a media precampaña, hasta que MC obligó a llevar mujer en Zapotlán. Desde 2015 el Sur de Jalisco ha visto crecer la paridad de género, pero ellos jamás detectaron en el radar dicha probabilidad.

No se juzga a priori el desempeño de Laura Elena en campaña, mucho menos ante una posible victoria; la exhibición es de los “machos” de Ciudad Guzmán que no dejan crecer a las mujeres si no es por requisito.

Lo mismo pasa en todo MC, ese partido donde Mirza Flores, Priscilla Franco y Keila Juárez aseguran no ser como “la transformación de cuarta que defiende a su jefe desde la Ciudad de México”…  ¡Por supuesto! Ellas son peores, pues se doblan ante el patriarcado de una candidatura metropolitana y el “ninguneo” para el interior del estado.