Por Julio César Hernández

Si deveras en Casa Jalisco y Palacio de Gobierno están las manos que mecen la cuna de Salvador González del Toro, a través de Mario Reyna, Guillermo Mendoza y Carlos Marroquín, como aseguran sus adversarios, una vez más queda en evidencia su incapacidad para operar exitosamente.

Pero no sólo eso, sino que aseguran que las voces de la oposición que aseguran que la designación de Agustín Ordoñez es irregular, obedecen a la misma línea que sale desde el Ejecutivo, aun y cuando dichas voces pertenecen a diversos partidos políticos.

De ser cierto todo lo anterior, entonces estaremos en la confirmación de que “los muchachos” del Ejecutivo –como los llamó el regidor tonalteca Isaías Basulto-, sufrieron dos estruendosos fracasos: por un lado, el desconocimiento de González del Toro y sus frustrados intentos por instalarse en la alcaldía otra vez; por el otro, los pocos candidatos a consejeros estatales que lograron llevar a la Asamblea Estatal del PAN para el próximo domingo 16.

Hay quienes aseguran que la fallida operación salió de la Secretaría General del Gobierno, en tantos otros apuntan hacia la Coordinación de Innovación y Desarrollo, pero otros más ubican a los operadores provenientes de ambas oficinas.

Salvo la voz discordante del diputado perredista Samuel Romero Valle –que aseguran que en este asunto sólo hace eco de lo que se dice en el Ejecutivo-, el resto de los diputados avalan la designación de Agustín Ordoñez Hernández como el alcalde interino de Tonalá.

Inclusive, conforme pasan los días y Salvador González del Toro no actúa presentando las denuncias que amenazó interponer en contra de sus compañeros regidores, su posición se vuelve más incómoda en el Cabildo.

Es más, mientras anteayer despachó en el patio al ingreso del edificio municipal, ayer ya no se presentó.

Si en realidad González del Toro sigue instrucciones de quienes se acusa de estar detrás de él, ya es tiempo de que se dé cuenta de que nada ganará sosteniendo la actitud y reclamo de que él es el “Presidente Legítimo”, como si dicha autodenominación no estuviera ya bastante devaluada.

Es más, corre el riesgo de que de “legítimo” pase a ser el “incómodo”, con el riesgo de acabar siendo el “innombrable”.

¿La actitud que mantiene Salvador González del Toro es realmente una decisión personal? Si lo es, ¿no tiene amigos que le hagan ver que no sólo no tiene razón sino que nada gana con asumir una actitud lópezobradorista de que es él o nadie más? Y si no lo es, ¿qué le ofrecieron a cambio de declararse “Presidente Legítimo”?

¿O no será que quienes lo subieron a esta bronca ya lo dejaron “colgado” y ahora él trata de encontrar la salida más digna?

Lo curioso es que en todo este conflicto, la ciudadanía se ha mantenido como mera espectadora, pues extrañamente nadie se ha apostado a defender a González del Toro ni a apoyar a Ordoñez Hernández.

Sabia como es, la ciudadanía sabe que más allá de la presunta responsabilidad que pueda tener Jorge Vizcarra en los delitos de los que se le acusa, lo demás no es más que mero show de los ambiciosos políticos tonaltecas.