Por Julio César Hernández

Considerando que se tenía que dar lectura a un total de 260 hojas y que al momento de redactar estas líneas -22:00 horas- aun no se concluía, en lo que es la primera parte de la sesión del Congreso del Estado –erigido en Jurado de Procedencia- para proceder al desafuero del presidente municipal Jorge Vizcarra Mayorga, damos por hecho que se cumplió lo esperado: el edil tonalteca dejó de serlo.

Difícilmente las estrategias aplicadas por Vizcarra, como el que no fue notificado o citado personalmente para esta sesión, procedería a su favor, pues finalmente hizo acto de presencia su abogado, así como su esposa que pretendió ocupar el lugar de su marido en el “banquillo de los acusados”.

Seguramente al momento de leer estas líneas, el desafuero de Vizcarra está vigente y él se encuentra “desaparecido”, a fin de que en su ausencia corra el juicio judicial en su contra que pudiera concluir con una orden de aprehensión o, bien, en una declaración de inocencia o de no culpabilidad –que no es lo mismo-, por falta de elementos de prueba.

Sea cual sea la conclusión del Juez que en su momento conozca del caso, no deja de ser lamentable la situación que hoy enfrenta el panista Jorge Vizcarra, cuando hace un año todo le pintaba “color de rosa”, pues además de haber ganado los comicios del dos de julio del año pasado, estaba a escasos días de asumir la presidencia municipal de Tonalá, aquella que buscó con mucho ahínco.

En menos de un año el panorama le cambió bruscamente a Vizcarra Mayorga. De “color de rosa” pasó a negro. A un negro que puede convertirse en profundo en caso de que sea declarado culpable, más allá de que lo aprehendan o no.

Pero aun y si logra sortear este difícil trance, nunca se imaginó que enfrentaría un escenario como el actual y su vida pública y privada quedará marcada por este hecho: su paso por la presidencia municipal de Tonalá.

Y tan lamentable es su situación, que ni siquiera sus adversarios políticos se alegran de lo que le ocurre.

Jorge Vizcarra alega inocencia y en su momento denunció a los cuatro vientos de que era un complot en su contra. Tras el desafuero, hoy sus argumentos tendrán que ser otros para echar abajo los elementos que llevaron a la Procuraduría del Estado y a los diputados –incluidos los de su propio partido, el PAN- a presumir su responsabilidad en los delitos de homicidio, asociación delictuosa y abuso de autoridad.

Si logra hacerlo, sin duda que será una brillante victoria, pero la mancha de lo sucedido en su administración gubernamental lo perseguirá para siempre.

Y si es así, si demuestra su inocencia, entonces sí serán otros los que tengan que preocuparse, pues Jorge Vizcarra advirtió que procedería en contra de aquellos que lo involucraron en esto, y no se refería precisamente a aquellos que hoy ya están tras las rejas.

Pero aprobado su desafuero, todo puede suceder. Y si no, al tiempo.