En su primera visita a Guadalajara, como candidato a Presidente de la República, Luis Donaldo Colosio se hizo acompañar -entre otros políticos de Jalisco- de María Esther Scherman. Mientras recorrían la populosa colonia Insurgentes ambos se toparon con un grupo de mujeres gritonas. Al acercarse, Scherman y Colosio escucharon en la cara el reclamo de una mujer del grupo:
-¡Diputada Scherman, nomás vino a pedirnos el voto y nunca regresó!
Esta anécdota describe perfectamente la relación política que ha sostenido María Esther Scherman con el priismo y el electorado de Jalisco: indiferencia por dos años y regreso oportunista cuando se acercan las elecciones.
Por eso se entiende la reaparición en los últimos días de la priista en tierras de Jalisco y su destape como aspirante a la alcaldía de Guadalajara.
Ligada al grupo político de Manlio Fabio Beltrones, Scherman seguramente buscará repetir la fórmula que la ha mantenido vigente en la política: regresar a Jalisco a fingir que busca un cargo, como la alcaldía o la gubernatura, para después buscar, en los acuerdos entre grupos, una candidatura plurinominal a legisladora federal.
María Esther Scherman tiene alrededor de 20 años haciendo su vida política y personal en la Ciudad de México, y únicamente recurre a sus orígenes jaliscienses cada tres años, cuando necesita abrirse un espacio para una candidatura.