Por Hugo Luna

El Desarrollo Económico de Jalisco se ha caracterizado por marcadas desigualdades regionales que se manifiestan en la marginación de una gran proporción de la población; en profundas disparidades en Infraestructura, Producto Interno Per Cápita, Ingreso Familiar, Servicios Sociales, Grados de Escolaridad y Calificación Laboral; en la excesiva concentración económica y poblacional, con un marcado centralismo político y cultural, y un débil ejercicio real de su soberanía, la autonomía municipal y la democracia participativa.

Aunque las asimetrías socioeconómicas en el Desarrollo Regional constituyen un problema estructural endémico de México, los procesos de convergencia observados entre los años 40 y los 70 se truncaron en los años 80, observándose una profundización de las desigualdades regionales bajo el Modelo Neoliberal. La reducción de la inversión pública en infraestructura, la contracción del gasto en Desarrollo Regional y urbano, el desmantelamiento de las políticas de fomento industrial y agrícola, la raquítica generación de empleos remunerados, con el consiguiente incremento explosivo del desempleo abierto y encubierto, el desplome de los salarios y el incremento dramático de la pobreza, son contribuciones de la estrategia neoliberal al agravamiento de la problemática territorial y de la inequidad en el desarrollo regional.

En esta perspectiva, las políticas regionales actuales de la Unión Europea y la filosofía que la inspira deberían ser referentes de una política integral de Desarrollo Regional para la entidad.

Después de reconocer que la integración no necesariamente supondría un desarrollo equilibrado entre las diferentes regiones europeas, se formaron organismos especializados y fondos comunitarios (estructurales y de cohesión social) para compensar los costos sociales de la integración y reducir las desigualdades regionales, induciendo un proceso de convergencia en los niveles de ingreso y bienestar. Gracias a ello, se ha observado un proceso de convergencia regional: desde 1989 en Grecia y Portugal era 52.5% y 56.3% del PIB promedio de la Comunidad Europea, a la fecha ambas naciones son poseedores 70.8% y a 70.9% de la media de la Unión Europea, mientras que el PIB per cápita de Alemania representó 99.6% del promedio.

En el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, en cambio, no hay un solo dólar de fondos compensatorios para paliar los costos regionales de la integración; y en Jalisco no existe una política integral de Desarrollo Regional para reducir progresivamente las desigualdades acumuladas.

Jalisco requiere una política de Desarrollo Regional asentada en una congruente noción de desarrollo sustentable (es decir, que contemple simultáneamente los objetivos de crecimiento económico, equidad social y desarrollo ambiental) y que, basada en un verdadero federalismo, corrija las profundas desigualdades regionales en las oportunidades de acceso a un nivel mínimo aceptable de bienestar

En consecuencia, el gobierno encabezado por Emilio González requiere una estrategia integral de desarrollo regional con visión de largo plazo, que articule las políticas de desarrollo general (especialmente las de educación, nutrición, salud, vivienda e infraestructura residencial), así como las políticas federales de fomento económico (industrial, agrícola, energético, infraestructura de transporte, etcétera) en un sistema integrado que incluya la participación de las regiones en el diseño y supervisión de las políticas y no sólo en su ejecución.

Teniendo a la región como variable y agente central de las políticas de fomento económico y social, será factible crear y desarrollar con más éxito las habilidades regionales, su vocación para absorber desarrollos tecnológicos, sus capacidades empresariales y el aprovechamiento de los conglomerados productivos que Jalisco deberá impulsar para acortar la brecha que nos separa de regiones integradas. (Hugo Luna)