Durante sus últimos encuentros con diputados locales de diversas entidades, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, puso al gobernador Enrique Alfaro Ramírez como ejemplo de la “contradicción” y la “hipocresía”, pues sin decir su nombre refería que tras un tiroteo en una plaza comercial (Landmarck), el gobernador de ese estado (Jalisco) había declarado que gracias a la intervención del Ejército no hubo una masacre, pero que ese mandatario se oponía a que los militares continuarán en las calles realizando tareas de seguridad pública.

Si nada cambia de última hora, hoy por la tarde López Hernández estará frente a Alfaro Ramírez y será una excelente oportunidad para que le cuestione su postura contradictoria respecto a la actuación de las fuerzas armadas, como del otro lado el Mandatario estatal podrá explicarle “de frente” al secretario de Gobernación porqué por un lado aplaude que los militares y su actuación en hechos como los de la plaza comercial y, por el otro se pronuncia en contra de la iniciativa presidencial de mantenerlos en las calles hasta el 2028.

Valga destacar que a diferencia del encuentro que Adán Augusto sostuvo con el otro gobernador emecista, Samuel García Sepúlveda, de Nuevo León, con quien tuvo una comunicación previa a visitar su estado y ya frente a frente se dieron la oportunidad hasta de bromear ante los reporteros, con Alfaro Ramírez no ha sucedido así. O al menos no ha trascendido que antes del encuentro de hoy por la tarde hayan limado asperezas personal o telefónicamente.

El “tiro está cantado”. Y es que fueron fuertes las palabras del secretario de Gobernación cuando le preguntaron qué se le venía a la mente al escuchar la expresión “baños de sangre”, y respondió: Jalisco, Guanajuato y Michoacán. Eso, por supuesto, “calentó” al gobernador jalisciense quien le recriminó que la inseguridad es mayor en las entidades que gobierna Morena. Adán Augusto ya no le respondió, pero en cuanto Congreso estatal se paraba, no dejaba de contar la anécdota del gobernador que alabó la intervención del Ejército, mientras por otro lado se oponía a la reforma constitucional.

Hoy, pues, estarán cara a cara, frente a frente, pero seguramente reinará la civilidad y todo quedará para el anecdotario.

¿O habrá alguna sorpresa? Al tiempo…