¿A qué exactamente se refiere el regidor Carlos Lomelí Bolaños cuando en un giro de tema en su semanal rueda de prensa -en la que ahora reveló el caso del “toallagate” tapatío del alcalde Jesús Pablo Lemus-, se refirió a su partido Morena en Jalisco y declaró: “Estamos cansados que nos utilicen como moneda de cambio..”, en una clara referencia a su dirigencia nacional que encabeza Mario Delgado?

Aseguró que “estamos hartos de esperar a que nos llegue el turno que no nos quieren dar…”. Y tácitamente denunció también la política de “oídos sordos” que su dirigencia nacional ha aplicado a los morenistas de Jalisco. Dijo: “Denunciamos elecciones amañadas, entrega de dádivas, compra de voluntades, hasta traiciones de servidores de la nación, y nunca tuvimos respaldo de nuestros líderes nacionales para defender la voluntad del pueblo de Jalisco, para respetar el trabajo de la militancia”.

Señaló lo que a cambio los morenistas jaliscienses han recibido: “Nos han traicionado, nos han atacado, nos han calumniado, nos han denostado, nos han embestido, nos han relegado, nos cuestionan y hacen lo imposible para que no avancemos, pero se acabó, no lo volveremos a permitir….”.

Y para que no quedara duda a quiénes se dirigía, subrayó: “Hay quienes no han entendido que la lucha es afuera, que el enemigo a vencer no está dentro de nuestro movimiento…”.

Hombre de claroscuros, Carlos Lomelí -nadie puede ignorarlo ni negarlo- se ha convertido en la única oposición en Morena a los gobiernos estatal y municipal de Movimiento Ciudadano, del gobernador Enrique Alfaro y del presidente municipal Jesús Pablo Lemus Navarro. Hasta el momento, no existe el Morena oposición ni en el Congreso del Estado ni en los Ayuntamientos de la zona metropolitana donde lo es en los hechos, principalmente en Zapopan y Tlaquepaque. En Tlajomulco los regidores morenistas han alzado la voz en casos concretos hasta ahora, como en la designación de delegados y agentes municipales.

Del delegado de Morena, Favio Castellanos, ni hablar. No existe.

Quizás no fue el momento indicado para atraer la atención sobre Morena y lo que sucede a su interior, luego de hablar de las irregularidades de Lemus Navarro y de su Comité de Adquisiciones, porque más allá de que lo haya hecho en el patio del Palacio Municipal -creo que lo menos importante-, Lomelí Bolaños colocó sobre la mesa un tema por demás conocido, pero olvidado dentro y fuera de Morena, olvido que también aportó su parte para que se agudizara: la crisis que enfrenta el partido que gobierna el país, el partido del presidente López Obrador en Jalisco. Una crisis que nunca ha sido atendida con seriedad por quienes a nivel nacional han encabezado a Morena, lo que lleva a que no le falte razón a Carlos Lomelí cuando acusa que “nunca tuvimos el respaldo de nuestros líderes nacionales”.

Por lo anterior, tampoco le falta razón, y por eso considero que debe de ahondar más en este punto, cuando reniega y dice que “estamos cansados que nos utilicen como moneda de cambio”. ¿Quiénes, en qué casos y con quién la dirigencia nacional ha utilizado a los morenistas de Jalisco como “moneda de cambio”? ¿Con el gobernador Alfaro? ¿Con Dante Delgado? ¿Con el partido Movimiento Ciudadano? ¿Con qué propósito? ¿Qué ha ganado Morena con ello? ¿Qué han ganado los que han negociado con Morena este intercambio”?

Muchas interrogantes abre esa frase de Lomelí.

Pero tras sacar al escenario la realidad que se vive dentro de Morena, el regidor Carlos Lomelí da un paso y se coloca al frente de lo que llamó el arranque de “la reactivación del movimiento” y “la consolidación de Morena en Jalisco”, para lo que dijo se requieren “voluntad y operación política, coadyuvancia institucional con los órganos de dirección partidaria y con los genuinos liderazgos regionales”. ¿No es todo esto de lo que Morena ha carecido y la razón, entre otras, de su crisis como partido en Jalisco? ¿Cómo creer que hoy puede hacerse realidad con la sola convocatoria de Lomelí Bolaños, quien quizás tenga dentro de Morena a sus primeros detractores?

Él mismo reconoció que lo que más les ha “dolido” a los morenistas es “no lograr consolidar una organización sólida y unida”, pero aún así anunció que iniciarán trabajos para consolidar la organización en Morena de acuerdo a los estatutos, alineado a las políticas federales y en apoyo a los programas sociales, y exhortó a “tejer un movimiento desde la lealtad, con altura de miras, sin envidia”, a través de lo que llamó “comités del cambio verdadero”.

Esta convocatoria se ha escuchado en varias ocasiones, en otras voces, en otros momentos, y en las mismas circunstancias: la eterna división interna en Morena. ¿Qué garantía hay de que hoy este llamado sea escuchado por aquellos que en otras ocasiones han hecho “oídos sordos” a un llamado similar? ¿Cómo pueden creer los morenistas de Jalisco que la dirigencia nacional no los seguirá utilizando como “moneda de cambio”? ¿Quién garantiza que esa dirigencia nacional volteará a Jalisco a ver y solucionar los problemas que su partido enfrenta, comenzando por el principal: la ausencia por años de un comité estatal? ¿Logrará Lomelí cerrar filas en Morena en torno a su convocatoria?

La respuesta a todas estas interrogantes, al tiempo…