Colaboración de Hugo Luna

Luego de la década de los años 70, en los que el Estado privilegió la construcción de Plazas Comerciales por encima de la edificación de Mercados Municipales, los Tianguis experimentaron un crecimiento significativo en la Zona Metropolitana.

Para los ochenta este sector agrupaba alrededor de 28 mil locatarios de los que dependían cerca de 11 mil familias en una red conformada por 101 mercados móviles. Hoy existen aproximadamente 350, la mayoría concentrados en suelo tapatío.

Lo anterior revela que el denominado Comercio Informal ha registrado un aumento en más del 300 por ciento durante 10 años por las fuertes crisis económicas y la baja de poder adquisitivo.

Por sus estrategias itinerantes y la promoción de una amplia gama de productos, los Tianguis han beneficiados a los sectores económicamente altos, pues les proporciona mayores posibilidades de ahorro.

A diferencia de los mercados móviles que se instalan en las cercanías de las colonias de mayores recursos económicos, donde regularmente se les ofrece una mayor variedad en frutas, verduras, carnes y lácteos, a las comunidades marginadas llegan una o dos especies de aves y pescados a precios populares. En estos hay mayor variedad de granos y cereales, no así en los primeros.

Aunque los precios en los Tianguis no siempre son más bajos que los que ofrecen los comercios formales, el hecho de encontrar productos de elaboración reciente hace a los tianguis más atractivos para muchos, pese a que la pesada en los mercados ambulantes da kilos de menos gramos.

Con todo y sus percances, la economía requiere del Comercio Informal, porque este es más versátil y utiliza estrategias distintas, las que permiten satisfacer las demandas de compra de la sociedad, y sobre todo porque reditúan a quienes se dedican a ella. De esta forma cumplen una función reguladora y de equilibrio económico.

Esta actividad aparentemente característica de Países Subdesarrollados, se práctica también en Naciones del Primer Mundo, con otras modalidades y funciones.

Sin embargo cumple una función social que no absorbe el Estado, por su falta de estrategia de planeación comercial y de generación de empleos suficientes para satisfacer a todos los sectores de la población. (Hugo Luna)