Por Julio César Hernández
José María García Arteaga, sobrino de don Javier García Paniagua y nieto de don Marcelino García Barragán, fue priísta de “hueso colorado” hasta que -como muchos de sus correligionarios-, en la época madracista se sintió traicionado por su dirigencia y no logró la candidatura deseada para las elecciones del 2006.
García Arteaga, como diputado local por el distrito 17, aspiraba a llegar a una curul federal, pero se le atravesaron otros intereses que lo dejaron fuera de la contienda.
Quedó como “damnificado” político del madracismo y galvanismo.
Ante tal escenario, decidió renunciar a las filas del partido que comandó su tío García Paniagua y se alió con los panistas en la campaña a favor de Emilio González Márquez. Se asegura que, en su momento, el PAN también le dio esperanzas de saberlo recompensar “por los favores recibidos”.
Sin embargo, el tiempo pasó y pasó y nada pasó. Al parecer el panismo se olvidó de él y nadie más supo nada.
O sea que por segunda ocasión quedaba en calidad de “damnificado” político, ahora por el emilismo.
Pero resulta que con la política en la sangre, José María García Arteaga fue rescatado por el partido Convergencia y el próximo jueves lo presentará ante la sociedad política jalisciense como su nuevo Secretario de Acción Electoral aquí en Jalisco, donde preside el partido Diego Corona Cremean.
Seguramente que muy pronto veremos a José María Arteaga como candidato a algo, por el partido al que hoy pertenece… si es que no lo vuelven a damnificar.