Por Julio César Hernández

Salvo que Germán Martínez Cázares, dirigente nacional del PAN, diga otra cosa, todo parece indicar que al diputado Jorge Salinas Osornio se le comienza a despejar el camino para lograr la candidatura de su partido a la presidencia municipal de Guadalajara.


Primero trasciende que su principal adversario, Rodolfo Ocampo Velázquez, director del Siapa, podría declinar -¿o ya declinó?- buscar la candidatura, dejando abierta otras dos posibilidades: o busca ser candidato por Zapopan o simplemente se mantiene en su actual cargo en lo que resta de la gestión de Emilio González Márquez.



Segundo, ayer se dio a conocer que el Tribunal Federal Electoral validó un mil 440 afiliaciones que habían sido impugnadas y que, en su mayoría, por no decir que todas, son gente afín a Salinas Osornio, lo que le otorgaría, en teoría, una ventaja sobre cualquier otro adversario.


Inclusive, ayer se recordó que el propio Rodolfo Ocampo declaró que si estas afiliaciones eran aprobadas, él se retiraría de la contienda, como un reconocimiento de su desventaja. Además, hasta el momento se desconoce que exista, además de Salinas y Ocampo, algún otro aspirante que pudiera convertirse en tercero en discordia y disputarle la candidatura al primero con posibilidades de arrebatársela.



Salinas está consciente que la candidatura no sólo depende de que él la quiera, pero podemos considerar que sólo una desgracia podría evitarle ser el abanderado del PAN en Guadalajara.



Y es que el Comité Ejecutivo Nacional será quien defina a finales de año cuál será el método mediante el cual se elegirá a los candidatos a munícipes. Hasta donde se sabe, los métodos posibles son: por designación, por convención con la participación de militantes activos –como ha sido la tradición en Acción Nacional- o mediante la participación de militantes activos y adherentes.


Así las cosas, hay quienes dan por hecho que Jorge Salinas tiene ya la candidatura para suceder a Alfonso Petersen… en la bolsa.