emilio-gonzalez-y-francisco-ramirez
Gilberto Pérez Castillo
Los panistas, sobre todo quienes tienen alguna representación o liderazgo, tendrá ahora sí que escoger: o hacen equipo con el grupo de Emilio González Márquez o con el de Francisco Ramírez Acuña.
La catástrofe electoral del 5 de julio y la reacción de los grupos de culparse unos a otros, sin asumir la parte de responsabilidad que a cada quien le corresponde, han agudizado las diferencias entre ambas partes y este martes de plano la guerra ya fue declarada.
Eduardo Rosales Castellanos, quien no ha podido digerir el tamaño de su derrota, intenta culpar al gobierno de Emilio de toda la derrota y hasta amaga con hacer un manifestación de panistas afuera de Casa Jalisco para reclamarle al gobernador y su equipo el fracaso de los candidatos.
En la otra esquina, el grupo de Emilio está aglutinando a todos los panistas antipaquistas y ya ha mandado un mensaje muy claro a los miembros y aliados del grupo de Ramírez Acuña: el que se mantenga leal a los paquistas que vaya buscando trabajo fuera del gobierno.
En unos meses, la nómina del grupo de Ramírez Acuña y Eduardo Rosales prácticamente desaparecerá, una vez que el PRI asuma el control de los gobierno de Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá, además del Congreso del Estado, por lo que  muchos cuadros panistas pasarán al desempleo.
La ventaja del grupo de Emilio González es que éste será el único que contará con nómina para seguir cobijando a sus aliados, por lo que no están dispuestos a mantener en la estructura del Gobierno del Estado a nadie que simpatice o sea aliado de los enemigos del gobernador.