En la madrugada de ayer jueves -alrededor de las 01:30 am- el escritor Hermenegildo Olguín subió a su cuenta de Facebook la fotografía de un texto en papel membretado con el nombre de Raúl Padilla López, que presuntamente es la carta póstuma que dejó el ex rector de la Universidad de Guadalajara el día de su muerte. Acompañando la imagen, el escritor revelaba que le habían hecho llegar ese documento y solicitaba a las autoridades que confirmaran su autenticidad o no.

Ayer muy por la mañana, dicha imagen comenzó a circular en otras redes sociales acreditándole la difusión al escritor Olguín, pero cuestionando también si era auténtica o no, si fue o no el texto que las autoridades de la Fiscalía del Estado encontraron junto al cuerpo.

Hasta el momento, las autoridades del Estado no han declarado nada al respecto.

El contenido con esta carta coincide con lo que aquí referimos el pasado miércoles cinco -apenas 72 horas después del fallecimiento- en nuestra entrega que titulamos “Raúl Padilla: Una mente indomable“, y que iniciamos con lo siguiente:

“Más que una presunta persecución política con orden de aprehensión de por medio o un cáncer de estómago cuyos dolores serían insoportables para seguir viviendo, la causa que llevó al ex rector Raúl Padilla López a tomar la decisión que tomó contra su vida, habría sido un cada vez más avanzado deterioro en su salud mental -presuntamente alzheimer., como lo habría dejado asentado en la carta póstuma que encontraron junto a su cuerpo.

“De acuerdo a lo que trascendió y conoció Marcatextos, en dicha carta pedía disculpas por tomar esa decisión, pues no quería ser una carga para nadie…”.

Ayer, mediante la difusión de la imagen compartida por Hermenegildo Olguín, nos enteramos que textualmente el ex rector pidió disculpas por su decisión: “Les pido una disculpa por tomar esta decisión en una coyuntura difícil”; que descartó que su decisión fuera motivada por una presunta persecución política: “Soy considerado enemigo por las máximas autoridades federal y estatal (…), más no es por ello que tomo la decisión”; que confesó que el motivo de dicha decisión era un cada vez más avanzado deterioro en su salud mental, presuntamente alzheimer: “Sucede que tengo mes y medio que me cerciore (sic) -sin acento- que padezco de ALZheimer (sic) -mayúsculas en el original- y/o pérdida severa de memoria…”; y que reveló que no quería ser una carga para nadie: “ya no soy útil como en otras coyunturas. Sirvo más llendome (sic) -con doble ele (ll) y sin acento-…”.

Ante el silencio de las autoridades y de la familia -que en voz del también ex rector Trinidad Padilla dijo que no solicitarán investigación alguna-, los cuestionamientos sobre la autenticidad o no de dicho documento y el texto que contiene son reiterados, y las especulaciones se amplían.

Una de las versiones que se manejan sobre la no autenticidad del documento tiene que ver con la diferencia de intensidad con que está escrito el texto, por un lado, y estampada la firma, por el otro. La intensidad del texto es mayor a la de la firma. Este sería el detalle más visible o evidente para cuestionar su veracidad. Sin embargo, el argumento en contra de esta versión es que luego de escribir el texto, el estado anímico de Padilla López al momento de estampar la firma pudo haber influído para modificar la intensidad.

En este mar de silencio, las versiones sobre que si es o no es verídica esta carta póstuma que circula en redes sociales, deja abierta que el ambiente se inunde de opiniones encontradas. Pero la decisión de la familia de no hablar del tema públicamente porque no hay nada de qué hablar sobre lo sucedido, es más que respetable y, por lo tanto, obliga a las autoridades también a guardar silencio.

Resta decir que la información que publicamos aquí en Marcatextos el pasado miércoles 5, proviene de una fuente confiable, y que lo aquí escrito en dicha entrega se fortalece con el contenido del discurso que el rector general Ricardo Villanueva pronunció en el homenaje póstumo en el Paraninfo. Nada que agregar.

Y si no, al tiempo…