Con la renuncia de Ernesto Cordero a la Secretaría de Hacienda, se suman tres de los cuatro aspirantes a la candidatura del PAN a la Presidencia de la República que ya han renunciado o pedido licencia a los cargos que venían ocupando, para dedicarse de tiempo completo a buscar los respaldos necesarios. El único que queda ocupado en su actual trabajo es el rezagado gobernador de Jalisco Emilio González Márquez.
El reto lanzado inicialmente por Santiago Creel, al dejar su lugar en el Senador de la República, pero sobre todo el crecimiento que ha tenido Josefina Vázquez Mota en las encuestas -junto con su salida de la Cámara de Diputados-, obligaron a Ernesto Cordero a acelerar la entrega del paquete económico y renunciar para irse a la calle a buscar los muchos votos que le faltan para ganar la candidatura panista.
Vázquez Mota tiene como fortaleza una buena estrategia y una estructura nacional, construida desde la coordinación de los diputados federales panistas, y ha sabido aglutinar a su alrededor a la mayoría de los panistas no calderonistas de todo el país. Ir arriba en las encuestas y su condición de mujer la convierten en uno de los dos aspirantes más atractivos dentro del elenco panista.
Ernesto Cordero, que sigue sin emocionar a las filas panistas, cuenta con el respaldo de todo el equipo del Presidente Calderón, que en las próximas semanas tendrá que demostrar si es capaz de convertir a Cordero en un caballo realmente competitivo.
Santiago Creel sigue siendo uno de los dos punteros en las encuestas, sin embargo, su falta de carisma y de estructura nacional lo hacen endeble en este tramo final al que ha entrado la contienda panista por la candidatura presidencial.
Pero Emilio González Márquez, aunque se empeñe en repetir como merolico que está acostumbrado a remontar las encuestas y que no se bajará de la contienda, tiene fuertes factores en su contra: es el más rezagado en las encuestas (algunas encuestadoras ya ni lo toman en cuenta), no cuenta con una estructura nacional (ni siquiera cuenta con el apoyo de los panistas de Jalisco), nunca ha sido figura política nacional como sus contrincantes (salvo el episodio de la mentada de madre no ha sido foco de atención de los medios de comunicación nacionales) y por lo menos hasta octubre tendrá que seguir ocupado como Gobernador de Jalisco (tiene el compromiso de sacar adelante los Juegos Panamericanos de octubre).
En estas condiciones, se entiende como la mayor parte de los encuestadores, analistas políticos y líderes políticos nacionales ya no toman en cuenta a Emilio González Márquez como un participante de verdad en la contienda presidencial panistas.
Tal vez por un acto de cortesía -para decir que en el elenco hubo un miembro del gabinete, un senador, una diputada federal y un gobernador- lo mantengan como figura decorativa en el proceso, pero lo poco que queda de su débil condición de contendiente se irá difuminando con más claridad en los próximos dos meses.