Si metes a un burro a una cuadra de caballos de carreras, le das su propia caballeriza, lo alimentas con lo mismo que al resto de los caballos, lo cuidas, lo cepillas, le pones las mejores herraduras, le mandas a hacer la mejor silla de montar, le asignas al mejor jockey y lo metes a una carrera de caballos, es seguro que el burro va a perder ¡porque es burro y no caballo!
Así sucede en la política, hay personajes que por más oportunidades que les den, por más recursos que les inviertan y por más años de experiencia que acumulen nunca van a hacer nada destacable ni benéfico para la sociedad.
¡Porque son burros y no caballos!