Como era de esperarse Leobardo Alcalá Padilla entendió que no era capaz de  lograr algo en su loca idea de ser presidente del PRI Jalisco y ha dejado de insistir, o por lo menos esa es idea más adecuada por el bien del propio aspirante –no se piense que lo sentaron por andar fuera del huacal-.

Y es que realmente nadie ha tomado en serio cuando Leobardo Alcalá Padilla dice: “democratizar la elección”, incluso ha llegado a usar frases diseñadas como: “No se puede hablar de democracia cuando no se practica en casa”. Una frase matona, pegadora, bien armada.

Pero…

En boca de quien ha sido impuesto por negociación diputado, y recibió la candidatura con la que perdió la presidencia municipal de Guadalajara por acuerdo con el grupo político que en ese momento lo cobijaba; como que no es muy convincente la frase, pues nunca ha tenido empacho en recibir de forma personal los beneficios de la elección directa o el dedazo, así llegó a Delegado Especial del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, en Baja California Norte.

Y si pensamos en su frase y la aplicamos a sus logros dentro de la Universidad de Guadalajara, tampoco sale bien librado, a los puestos en que cobra actualmente no llegó en forma democrática.

Entonces:

En su locuaz idea de ser presidente del PRI Jalisco, Leobardo Alcalá Padilla se vio muy solo. A diferencia de otras campañas no traía trabajo en redes sociales, tampoco se manifestaron en su favor otros miembros del llamado “Grupo Universidad”, al contrario, el supuesto grupo luce lejano y disperso, ocupados cada quien en sus asuntos y disfrutes personales.

Lo desgastado de la imagen del grupo universitario se nota en la escasa presencia de liderazgos en el PRI Jalisco, los pocos que podrían ser reconocidos como importantes del grupo pasan ya los 60 años, y éstos, sí algo han mostrado como bandera política es su marcado interés en beneficiarse primero ellos, y después ellos; razón por la cual carecen de nuevos liderazgos cercanos ya no digamos a la gente, cercanos a los dirigentes del grupo universitario que cada vez luce más pequeño e intrascendente.

Sin ese supuesto apoyo del grupo político que lo cobijó anteriormente, Leobardo Alcala Padilla esta desdibujado del mapa político priista.

Por esa razón es que ya no se ve en redes sociales activo, ni sostiene reuniones con priistas para promover su candidatura, y más allá de los medios de comunicación de UdeG no se le menciona como un aspirante serio.

Lo mejor que a estas alturas puede pasarle al aspirante a lo que sea –porqué realmente lo que quería negociar Alcalá por medio de presión era algún puesto para seguir becado como funcionario-, Leobardo Alcalá Padilla, es retirarse y entender que en política ha ganado más de la cuenta pues méritos propios nunca ha tenido.

Total ahí está la UdeG que seguirá manteniéndolo lo que le reste de vida.
Recuerde…

“La política es una actividad que, muchas veces, saca a la luz lo peor del ser humano.”

Mario Vargas Llosa.