Estamos a poco más de tres meses para que inicie el gobierno de Emilio González Márquez y para saber el tipo de Gabinete que éste habrá de conformar para enfrentar los enormes retos y graves problemas de Jalisco durante los próximos seis años.

La pregunta que surge desde ahora es si Emilio preferirá constituir un Gabinete eminentemente panista, con las limitaciones que eso conlleva, o si se inclinará por un equipo de gobierno que no tenga la marca del PAN pero que le garantice una mayor eficiencia.

Aunque no se puede afirmar que todos los cuadros políticos panistas cojean de la misma pata, lo cierto es que el pragmatismo en el que los blanquiazules cayeron, a partir de su primer triunfo estatal en 1995, hizo que los políticos blanquiazules bajaran la guardia en cuanto a formación se refiere.

Hoy, a 12 años de aquel triunfo, no es fácil encontrar a una veintena de cuadros panistas que se puedan presentar como políticos preparados, experimentados y maduros para enfrentar con eficiencia y responsabilidad los retos del nuevo gobierno.

Tampoco podemos encontrar a muchos panistas que se hayan especializado en algún área de la administración pública porque precisamente el pragmatismo que practican los ha llevado a ser todólogos en el afán de bricar de chamba en chamba.

Otro mal que aqueja ya a los panistas es la debilidad que pronto manifestaron muchos por la corrupción, el tráfico de influencias y la obtención de beneficios materiales provenientes del ejercicio del poder. Ya resultaría muy difícil encontrar a veinte políticos destacados del PAN que no haya incurrido en un acto de corrupción o de tráfico de influencias, que no haya beneficiado a los suyos por la vía del nepotismo o que no se haya embolsado un bono u otro ingreso ajeno a su sueldo.

Ante esta realidad, si realmente quiere hacer un gobierno eficiente y aceptablemente honesto, Emilio González debe estarse viendo en dificultades para cuadrar un buen equipo de gobierno con puros panistas.

La otra alternativa, considerando que seguramente Emilio no querrá acabar su carrera política en seis años, sería que el próximo gobernador constituyera su equipo de gobierno con una mezcla equilibrada entre los panistas, que sí pasen la prueba de la capacidad y de la honestidad, y agentes externos que refuercen al equipo.

Con un gabinete que sí resuelva problemas económicos, políticos y sociales y que no le genere crisis ni problema políticos, Emilio podría dedicarse a supervisar a su gabinete y no a apagar fuegos o a enfrentar en el día a día los pormenores que les corresponden a los secretarios y a los directores.

En estas condiciones González Márquez podría hacer un gabinete que le permita hacer política a un mejor nivel, resolviendo los problemas del Estado para cumplirles a los jaliscienses y creándose las condiciones que le abran perspectivas para su futuro político.

El calendario le permitirá al próximo gobernador de Jalisco escoger en buenas condiciones el tipo de Gabinete que quiere para su gobierno.

Un elemento fundamental para ese objetivo es que primero habrán de integrarse los equipos de los gobiernos municipales que se inaugurarán el primero de enero del próximo año. En esos equipos seguramente se ubicarán muchos de los panistas y no panistas que apoyaron a Emilio en campaña y que se han convertido en un incómodo compromiso de chamba.

Como el PAN ganó las principales ciudades del Estado, los espacios que se abrirán podrán albergar a muchos de los que Emilio quisiera sacudirse.

El Congreso del Estado, que cambia de Legislatura en febrero del 2007, puede ser otro espacio para acomodar compromisos de campaña.

Otra alternativa más de acomodo será el gobierno federal gracias a los panistas de Jalisco que logren acomodarse en el gabinete de Felipe Calderón y que podría jalar a otros políticos que no estén en los planes de Emilio.

Por eso, cuando llegue el momento de decidir en definitiva el perfil del Gabinete que quiere tener en su gobierno, Emilio González podrá estar en buenas condiciones de hacerlo sin tantas presiones y sin tantos compromisos. *Publicado en el Semanario Crítica el 27 de Noviembre de 2006.