Julio César Hernández
Con un año y cinco días como presidente de la Cámara de Diputados, Francisco Ramírez Acuña comenta que tiene muchas anécdotas registradas, pero presume que también tiene el record de no haberse levantado de la silla de la presidencia, estando dirigiendo una sesión, por espacio de diez horas con 45 minutos.
“Yo les decía a mis compañeros: ¡No crean que soy camello…!”.
Cuando se le pregunta de qué se arrepiente, por ejemplo si de aquel desencuentro que tuvo con los reporteros de la “fuente” cuando les dijo que él no les iba a dar “chayotes”, no dudó en responder de inmediato:
“¡Nooooo! Tú lo sabes que yo no soy gente que me arrepiente. Alguien que se arrepiente es o porque se deja llevar solamente por los sentimientos, por el hígado… ¡o por ocurrencias! Algo que yo he aprendido en la vida es que uno tiene que ser responsable de sus actos, y con esta responsabilidad (de presidente de la Cámara) no me arrepiento. Yo creo que las cosas se hacen porque se tienen que hacer”. 
 Aunque era pesimista respecto a que se pudiera llegar a un arreglo para definir a su sucesor en la presidencia de la Cámara, ayer entregó dicha responsabilidad al diputado del PRI, Jorge Carlos Ramírez Marín. Y cuenta lo que le dejó esta experiencia:
“En lo personal, nos dio la oportunidad deuna participación a nivel nacional para alguien que va de un estado de la República muy importante como es Jalisco; como panista, me siento satisfecho, porque mi partido me ha dado la oportunidad de participar en todas estas acciones desde muy joven, como diputado a los 21 años, y además regidor, presidente municipal, diputado, gobernador, secretario de Gobernación y ser presidente de uno de los Poderes de la Unión.
“Puedo decir, con una gran satisfacción, que… ¡el deber se ha cumplido!”, concluyó.