¿Qué está haciendo bien el presidente Andrés Manuel López Obrador para registrar en Jalisco una mejor evaluación ciudadana que el gobernador Enrique Alfaro Ramírez? ¿Por qué López Obrador tiene una mejor calificación que quien gobierna uno de los tres estados más antilópezobradorista del país? ¿O qué está haciendo mal el gobernador Alfaro Ramírez que registra una calificación de aprobación muy abajo que la obtenida por el presidente López Obrador? ¿Por qué el gobernador del Estado que tuvo la menor participación ciudadana en el ejercicio de Revocación de Mandato obtiene nueve puntos menos de aprobación que quien promovió dicha consulta?

De acuerdo a la más reciente evaluación de Consulta Mitofsky, correspondiente al mes de marzo, el gobernador Alfaro continúa en “caída libre” a partir del arranque de este año 2022 y no se advierte señal alguna no sólo de que vaya a repuntar sino de que dicha caída se frene, pues habrá que ver si en la calificación de este mes de abril repercutirá el tema del agua, tanto lo sucio que llega como su carencia en muchas colonias de la zona metropolitana, que ha puesto en evidencia que la actual es la peor administración que ha tenido el SIAPA en los últimos gobiernos, además del pésimo manejo que hizo de la suspensión del servicio en los días de Semana Santa.

A ello habría que sumarle la inconformidad ciudadana por la repudiada verificación vehicular que se advierte más como una medida recaudatoria que de una seria y efectiva medida a favor del medio ambiente.

A principios de este mes, Consulta Mitofsky hizo pública la evaluación de los gobernadores correspondientes al mes de marzo, en la que se observa que el gobernador Alfaro ocupa la posición número 28 en cuanto a calificación, de los 32 mandatarios estatales. O sea, actualmente se ubica entre los cinco gobernadores peor calificados del país, sólo por arriba de Alfredo del Mazo, priista del Estado de México; y de los morenistas Índira Vizcaino Silva, de Colima; Alfredo Ramírez Bedolla, de Michoacán; y David Monreal, de Zacatecas.

Alfaro es superado con mejor calificación por Cuauthémoc Blanco, de Morelos -que ya es mucho decir-; Francisco Cabeza de Vaca, de Tamaulipas; y hasta de Miguel Barbosa, de Puebla.

El mandatario jalisciense -de acuerdo a Consulta Mitofsky-, cerró el 2021 con una calificación de 44.4, que lo colocaba en la posición número 26, pero su descenso comenzó al inicio de este año con 43.9 en enero, que lo desbancó un lugar y se colocó en el número 27; en febrero bajó drásticamente en su calificación al registrar 40.8, pero sin moverse de lugar; pero ya en marzo cayó a la posición 28 con un 40.7 de calificación.

Lo peor de esta caída es cuando la calificación del gobernador Alfaro se contrasta con la obtenida por el presidente López Obrador, cuyo gobierno ha generado una gran inconformidad ciudadana que lo lleva a perder muchos de los apoyos que recibió en 2018, tal y como se observó en la pasada consulta de Revocación de Mandato.

Sin embargo, valga subrayar que López Obrador ha sido mejor evaluado que Alfaro Ramírez.

Andrés Manuel cerró el año pasado con una calificación de 51.8, que bajó en enero de este año al 49.2 y posteriormente a 47.1 en febrero, para recuperarse en marzo y obtener una mejor calificación que en el primer mes, al registrar 49.7,

Sin duda que el 49.7 de López Obrador destaca sobre el 40.7 de Alfaro. ¿Caerá en abril tras la fallida reforma eléctrica o bastará con el alto abstencionismo que se registró? ¿Y qué si cumple con su promesa de otorgar los recursos necesarios para la Línea 4 del Tren Ligero y la presa El Zapotillo? ¿Subirá? ¿Y qué si dichos recursos no llegan? ¿Bajará?

En teoría, López Obrador no ha hecho nada extraordinario para estar bien calificado en Jalisco, pero quien habrá que hacer, y mucho, es el gobernador Enrique Alfaro si no quiere seguir cayendo en la evaluación ciudadana que repercuta en su deseo de ser un factor determinante en la elección presidencial, descartando ya cualquier posibilidad de que él sea el candidato de su partido, Movimiento Ciudadano, si para entonces se mantiene entre los cinco gobernadores peor calificados.

Pero, ¿cuál podría ser la “varita mágica” que incremente los bonos de Alfaro?

Creo que ni él mismo, y mucho menos su partido, lo sabe.