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En febrero pasado, durante su charla con los integrantes de la agrupación política nacional Confío en México e invitados emecistas que abarrotaron el salón, el gobernador Enrique Alfaro Ramírez declaró:

“No, no, yo he dicho que la decisión que voy a tomar será después de junio, lo que yo confirmé el día de hoy es que mi carrera política no tendrá una participación más, salvo que sea como candidato a la presidencia de México, y eso dependerá de una serie de factores que hoy no se pueden terminar de valorar. Entonces tenemos una idea clara de lo que nos toca hacer, pero la decisión aún no está tomada”.

Mañana, primero de junio, comienza la cuenta regresiva del plazo que Alfaro Ramírez se impuso para tomar una sola decisión: ser o no ser candidato de Movimiento Ciudadano a la presidencia de la República.

Si está ante la disyuntiva de “ser o no ser”, es porque ya existe una propuesta formal del dirigente nacional del partido, Dante Delgado Rannauro, para serlo. Alfaro no habla de contender internamente por la candidatura presidencial ni considera adversarios para ese espacio a su homólogo de Nuevo León, Samuel García Sepúlveda, ni mucho menos al alcalde de Monterrey, Luis Donaldo Colosio Riojas. El gobernador jalisciense habla de aceptar o no aceptar ser candidato presidencial. Eso sí, ya dijo que no será candidato a ningún otro cargo que no sea la presidencia de la República. O sea, ni Senado ni mucho menos la Cámara de Diputados.

Si bien en una entrega anterior referí que Alfaro Ramírez podría decidir terminar su período de seis años al frente de la gubernatura con el propósito de manejar y tener bajo control su propia sucesión y evitar así una fractura al interior de Movimiento Ciudadano, luego del zafarrancho verbal provocado por el presidente municipal de Guadalajara, Jesús Pablo Lemus Navarro, en noviembre pasado, cuando se le lanzo a la yugular al dirigente estatal del partido, Manuel Romo Parra; del secretario de Asistencia Social, Alberto Esquer Gutiérrez; el senador Clemente Castañeda Hoeflich; y el alcalde de Tlajomulco, Salvador Zamora Zamora, hoy se abre otro escenario que no descarta que pueda solicitar licencia al cargo para ser candidato presidencial y, desde ahí, mantener el control de su sucesión.

En este sentido, hoy creo que Enrique Alfaro no dudaría ni un minuto en aceptar ser el candidato presidencial de Movimiento Ciudadano, porque tiene mucho que ganar y poco o nada que perder. Y presumo que existen altas probabilidades de que le de el “sí” a Dante Delgado.

Contra lo que se diga -e independientemente del juicio que se haga de su labor como gobernador-, el Mandatario de Jalisco es la mejor carta que tiene Dante Delgado para contender, sabedores ambos – Delgado y Alfaro-, que están muy lejos -y ni las ilusiones se hacen- de ganar la elección presidencial del 2024. Pero saben que su papel a jugar en este proceso electoral es otro, lo tienen muy claro y bastante definido. La cosecha, en conjunto e individualmente, esperan obtenerla después de la elección presidencial.

Y es que ni Samuel García ni Luis Donaldo Colosio hacen planes para buscar ser el candidato presidencial de MC. Ellos tienen otros planes: el primero, concluir su mandato al frente del gobierno neolonés; el segundo, quizás buscar ser senador para, desde ahí, luego contender por ser gobernador de Nuevo León y, entonces sí, ya maduro y con experiencia, ser candidato presidencial.

¿Que podría ganar o qué podría perder Enrique Alfaro si acepta ser el candidato de Movimiento Ciudadano a la presidencia de la República?

De eso, comentaremos mañana.

Al tiempo…