Lo sucedido el martes en la sesión del Comité de Adquisiciones de Guadalajara sobre la licitación de chalecos antibalas nos remitió a febrero de 1998 cuando el entonces secretario general de Gobierno, Raúl Octavio Espinoza Martínez, se vió involucrado en un serio problema por la presunta irregularidad en la adquisición de este equipo de seguridad.

El caso de los chalecos antibalas fue uno de los grandes escándalos del gobierno de Alberto Cárdenas Jiménez, y un factor determinante para la salida de Espinoza Martínez del gabinete panista y causa de su distanciamiento permanente con el ahora ex gobernador.

Ahora el presidente de la Comisión de Adquisiciones, David Mendoza Martínez, realizó una serie de “maromas” verbales para tratar de explicar porqué se había decidido cancelar la licitación para la compra de 510 chalecos antibalas, y quedó expuesto al cuestionamiento de los demás integrantes del Comité, representantes del sector privado, quienes terminaron convencidos de que hay “mano negra” y el interés por beneficiar a una empresa en particular que no habría quedado entre las aprobadas.

La decisión de Mendoza Martínez tomó por sopresa a Octavio Zúñiga Garibay, de la Canaco; a Luis Rubén Camberos Othón, testigo social; a Javier Ballesteros Quiñones, del Centro Empresarial de Jalisco (Coparmex); a París González Montes, del Consejo de Cámaras Industriales; a Lluvia Socorro Barrios, del Comce; a Fabiola Rodríguez Navarro, del Consejo Coordinador de Jóvenes Empresarios; y a Rodolfo Mora Mora, del Consejo Agropecuario de Jalisco.

Todos ellos cuestionaron severamente la decisión de cancelar la licitación ante los débiles argumentos emitidos por David Mendoza, quien se respaldó en un oficio que le envió el área requieriente de los chalecos, la Comisaría de la Policía Municipal, que además fue la que aportó la información para la elaboración de las bases.

El oficio referido argumentaba que la Policía Municipal había realizado una prueba pericial, cuando quien debió de hacerla era el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, por lo que se tenían que rehacer las bases de la licitación y, por lo tanto, cancelar la que estaba en marcha, no obstante que a decir de la regidora Claudia Delgadillo hubo tres empresas, de las seis registradas, que sí cumplieron con esos requisitos: Power Hit, Xerologic y Yatla.

Otros integrantes del Comité confirmaron que sí había una empresa ganadora con la mejor calificación y que habría cumplido con los requisitos, pero David Mendoza hizo oídos sordos y se empeñó en sostener la decisión de cancelar la licitación.

Fabiola Rodríguez -de los jóvenes empresarios-, hizo tres apuntes importantes: 1. Que en las bases sí estaba contemplado que fuera el IJCF el que hiciera el estudio de los chalecos, pero luego de que se adjudicara la licitación; 2. Que en un primer oficio del Ayuntamiento se le adjudicaba la compra a una empresa que no obtuvo el puntaje requerido, y recriminó que se quisieran hacer bases con dedicatoria; y 3. Que “veo delicado tumbar un proceso (de licitación) sin saber qué ocurrió realmente”. Propuso que se declarara un ganador y que su producto fuera sometido a la aprobación de Ciencias Forenses.

Lluvia Barrios, del Comce, no fue menos enérgica. Reiteró que en las bases sí se contempla la intervención del IJCF y aseveró que “se ve que hay predilección por comprársela a una persona”. Señaló que esta era una “mala práctica de la administración pública en el manejo del presupuesto”, y reiteró que “no se justifica la cancelación”. Luego planteó que si la empresa que obtuvo el mayor puntaje queda fuera de la licitación al cancelarla, entonces que mejor hicieran una adjudicación directa.

Javier Ballesteros, de Coparmex, calificó de “ilógica” la conducta del área requiriente (la Comisaría de la Policía), porque fue la que aportó la información para las bases, a las que luego descalificó y solicitó anular la licitación. “No es la primera vez que compran chalecos”, recriminó.

Rodolfo Mora, del CAJ, confesó que lo que hacía David Mendoza de cancelar la licitación “no me gusta nada”, dijo que de acuerdo a la ley al cancelar el concurso era porque entonces ya no se necesitaba,y recriminó que se les quisiera hacer corresponsables de si se ponía en riesgo la vida de los policías en caso de continuar con esa licitación, pues dijo que se trabajó mucho en las bases como para que ahora salgan con que siempre no sirven.

Sobre las pruebas periciales que habría hecho la Policía Municipal y de las que habría sido testigo Rubén Camberos -testigo social-, éste declaró que él firmó lo que vio. “Ahí se comentó la diferencia de los pesos de las placas, pero no se hizo ninguna prueba física, no hubo peso de las placas. Se habla (en el oficio) de cosas que no se llevaron a cabo en lo físico”.

Asimismo, la regidora Claudia Delgadillo, presidente de la Comisión de Transparencia, cuestionó la decisión de cancelarla, acusó que era ilegal y reveló que había tres empresas que habían cumplido con los requisitos establecidos en las bases.

Así como hemos señalado que en los Comités de Adquisiciones los representantes de los organismos del sector privado no son más que meros adornos que aprueban todo, aún a sabiendas de que las licitaciones llevan dedicatoria, ahora hay que destacar que los miembros del Comité de Adquisiciones en Guadalajara no se prestaron al juego de David Mendoza y pusieron en evidencia que ahí se quiere favorecer a una persona y a una empresa en particular.

Y para confirmar lo anterior, basta decir que Lluvia Barrios, del Comce, se retiró de la sesión antes de que concluyera, y les dejó un mensaje:

“Me pide Comce que me retire, que no está de acuerdo con cómo se abordó el tema de los chalecos, que no está de acuerdo en cómo se vienen ejecutando las cancelaciones sin poner a discurión la veracidad de los argumentos que plantea un área requieriente. Se está dejando fuera un proceso administrativo, se viola la legislación que lo regula. Me retiro en señal de que no hay una aprobación y no está de acuerdo con que sigan con esas prácticas”.

Que curioso. Cuando hay complicidad para djudicar una licitación con dedicatoria, se realiza sin problema alguno, pero cuando los integrantes de la Comisión no se prestan a ser cómplices, entonces mejor se cancela.

Bien dice el dicho: “si el río suena, es porque agua lleva…”. Al tiempo.