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Gilberto Pérez Castillo
Las policías municipales constituyen el eslabón más rezagado e ineficiente dentro del esquema de seguridad pública en México.
Con graves atrasos en capacitación, condición física, equipamiento, sueldos y estrategias, las policías municipales son incapaces de responder a las actuales necesidades de la sociedad actual. Por supuesto que éstas resultan totalmente incapaces de enfrentar en sus respectivos municipios a los grupos de la delincuencia organizada que acaban mandando en muchas regiones del país.
Considerar que se puede modernizar y mejorar a las policías municipales es una mentira que no se puede sostener de ninguna manera. Además la pulverización de los cuerpos de seguridad pública es una de las ventajas con las que siguen contando los delincuentes comunes y la delincuencia organizada.
Por eso resulta atractivo analizar la propuesta del actual Secretario de Seguridad Pública del Gobierno Federal, Genaro García Luna, de desaparecer las más de dos mil policías municipales y dejar únicamente dos niveles en corporaciones policiacas en el país: la policía federal y las policías estatales, ambas con mayores recursos para enfrentar los retos de seguridad de todos los municipios del país.
La propuesta, que puede resultar controversial, constituye por lo menos un punto de partida para ampliar el debate sobre el esquema policiaco que México requiere en estos momentos, que nos lleve a contar con menos corporaciones policiacas con menos mandos y más capacidad de reacción, eficiencia y coordinación.