Ninguno de los 10 gobernadores que integran la Alianza Federalistas son novatos en esto de la política, y si no han entendido las señales que les ha enviado el presidente Andrés Manuel López Obrador en el sentido de que no cederá ni un ápice a sus peticiones de mayores recursos para el próximo año, le estarán dando la razón de que su movimiento tiene tintes electorales.

Y es que hasta ahora han fracasado en su estrategia para ser escuchados por el presidente de la República. Ni sus amenazas desde diversos estados que son anfitriones de sus reuniones; ni las súplicas de ser atendidos, precedidos de la aclaración de que “no queremos pelear”; ni los mensajes a través de las redes sociales, particularmente Twitter; ni los videos con mensajes de confrontación; y ni siquiera cartas que primero hacen públicas antes de entregárselas al destinatario, logran “ablandar” el corazón de López Obrador.

Y los gobernadores rebeldes van contra el tiempo: tienen hasta antes del 15 de noviembre -cuando se aprobará el Presupuesto de Egresos 2021- para convencer al presidente de que les entregue más recursos que los recibidos este año o, cuando menos, que no les entregue menos.

Pero ayer en la mañanera López Obrador fue claro en su mensaje, y mandó claras señales de que no cederá ni a la petición ni, mucho menos, a la presión de los mandatarios estatales. Y éstos tendrán que pagar, en su momento, la osadía de haber retado al presidente de la República, quien sigue convencido de que con su actitud, los aliancistas le han faltado el respeto a la investidura presidencial. ¿Cómo pueden hacerlo cambiar de opinión cuando Andrés Manuel está convencido de que lo que los mueve son los tiempos electorales?

Luego de informar que no había recibido la carta de los gobernadores que éstos decidieron difundirla primero en redes sociales -cosa que seguramente no fue de su agrado-, López Obrador prácticamente les dijo que si era pasión, que se les borre, porque él no los recibirá, toda vez que, dijo, ya son atendidos por los secretarios de Hacienda y Gobernación, Arturo Herrera y Olga Sánchez, respectivamente. Y como para que ya no le den más “vueltas” a su reclamo de más recursos, prácticamente les dijo qué “puerta” deben de ir a tocar: la de San Lázaro.

Esto fue lo que el presidente les recomendó a los gobernadores rebeldes: Si quieren modificar el pacto fiscal, deben verlo con la ley, con la Cámara de Diputados, “no es conmigo”; dijo que es injusto que digan que “el presidente no quiere”; que presenten una reforma. “La gente sabe que ese es un asunto constitucional, y seguir insistiendo en eso no les convenía porque no hay ninguna razón”.

En esta mañanera, reveló que cinco de los 10 estados de la Alianza están entre los que mayores recursos por participaciones y aportaciones federales han recibido hasta septiembre pasado. ¿Y adivinen quién encabeza?… Jalisco, con 42 mil 565 millones de pesos. Le siguen: Nuevo León, con 30 mil 622 millones, Guanajuato con 28 mil 163 millones, Michoacán con 20 mil 429 millones y Tamaulipas con 20 mil 331 millones de pesos.

Los evidenció…

Y para reconfirmar que ni siquiera una llamada telefónica les tomará y que estos gobernadores podrán seguir “pataleando”, amenazando, video-regañando o enviando cuantas cartas quieran, terminó por decir:

“Entonces que nos respetemos, que cada quien actúe de conformidad con lo que establece la Constitución y sus leyes; que no actuemos con exabruptos y que haya respeto y también libertad de opinión, de manifestación de las ideas; que se expresen, que se manifiesten… porque yo voy a ejercer ese derecho”.

En una palabra: López Obrador les responderá palabra por palabra a lo que digan los gobernadores rebeldes, pero no los recibirá ni hablará con ellos.

¿Lo habrán entendido los aliancistas o seguirán con su juego mediático y dándole la razón a López Obrador de que su juego es… electoral?

Al tiempo…